Un proyecto trunco

Tras el anuncio de la transformación del Ministerio de Ciencia y Tecnología en Secretaría dependiente de la cartera de Educación, el economista e investigador Fernando Peirano analiza el impacto de esta decisión en el sector científico.

Doctor Fernando Peirano* (especial para Agencia CTyS-UNLaM) El MINCyT se transforma en una Secretaria en el ámbito del Ministerio de Educación, como parte del ajuste que impone Mauricio Macri. Se creó en diciembre de 2007, por decisión de Cristina Fernández de Kirchner. Tuvo un recorrido de 10 años y 10 meses. Tres presidencias. Un solo Ministro.

Un proyecto trunco, objetivos iniciales que no se llegaron a cumplir. Una demostración de la importancia de las políticas implícitas (condición de entorno, proyecto de país) para que las políticas explícitas (en ciencia, tecnología e innovación) tengan relevancia e impacto. Y también deja la enseñanza que las políticas de Estado son acuerdos, reglas, instituciones pero nunca un nombre propio, una persona.

Desde que asumió el gobierno de Cambiemos, se impuso un punto de inflexión en la trayectoria que venía teniendo el desarrollo del sector. Esto representó lo que denomino como una triple crisis presupuestaria, de propósito e institucional.

A partir de ese momento comenzaron los problemas de financiamiento y de recursos. Por ejemplo, se redujeron de manera significativa los ingresos al CONICET. También hubo problemas de propósito, en el sentido de que este gobierno siempre ha manifestado una duda sobre la conveniencia de desarrollar ciencia en el país.

En esa línea, la actual gestión ha exaltado la figura del emprendedor sobre la figura de los grupos de investigación y ha exaltado las bondades de desarrollos hechos afuera frente al esfuerzo o las capacidades locales.

Por último, hablo de crisis institucional porque la decisión de suprimir el MINCyT es un eslabón más en esa cadena que ya ha tenido otros elementos, como los problemas en el directorio de CONICET, o los de las autoridades del área para atender los reclamos, y los retrocesos que se fueron haciendo evidentes a lo largo de estos años. La suspensión del plan 2020 es otra expresión de esta crisis institucional.

En términos de recursos, parece importante señalar que la primera medición que se tiene disponible sobre la inversión en I+D sobre el PBI, que corresponde al año 2016, primer año de gestión macrista, muestra una muy fuerte caída del financiamiento respecto del 2015, del 13 por ciento.

También, si uno mira la evolución de la función de Ciencia y Tecnología sobre el gasto público, se observa un retroceso muy fuerte. Siguiendo esta tendencia, es posible que, hacia el final del mandato de Cambiemos, el sistema de Ciencia y Tecnología argentino tenga solo dos tercios de la capacidad económica que tenia en diciembre de 2015.

Estos datos muestran un sistema que empieza a estar paralizado, que pierde capacidad de iniciativa. Por este motivo es importante que aquel proyecto de Ley que establecía un presupuesto plurianual para el 2030 en Ciencia y Técnica, que ya tuvo media sanción en el Senado, sea finalmente debatido en la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados de la Nación.

El proyecto garantizaba un piso que se elevaría año tras año, y que daba certezas respecto de los recursos con los que contarían los investigadores a mediano plazo. Lejos de ese escenario propuesto, esta grave incertidumbre que se vive, esta falta de perspectiva, daña tanto como la falta de presupuesto.

Frente a este panorama, creo que es necesario repensar el sistema en base a nuevas coordenadas, a nuevos pilares, sabiendo que Cambiemos tenía por delante el desafío de sofisticar el sistema y no de achicarlo, de articular mejor con otras áreas del gobierno y no de desmembrarlo, de hacer de la tecnología argentina una marca de país y no todo lo contrario, como ocurrió finalmente.

Nuestro desafío será unificar mejor las agendas entre universidad y ciencia, la articulación entre cada universidad y el CONICET. Considero que es un tema pendiente y que, ya en la arquitectura anterior, había que revisarlo. Hay que permitir una mayor circulación de los investigadores por distintos ámbitos, hay que articular mejor ciencia y desarrollo tecnológico, y retomar la creación de empresas mixtas que son referentes en cada uno de los sectores.

Pero todo esto tiene que completarse en el marco de otro proyecto de país, de otro rumbo, un rumbo muy distinto al que estamos transitando y que habrá que discutirlo en un contexto de elecciones presidenciales.

*Economista y ex subsecretario de Políticas de la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.