#TomaDelMINCyT, una postal que se repite

Los investigadores afectados continuarán con la medida de fuerza pacífica hasta que las autoridades enmienden el convenio firmado con las universidades y publicado en el Boletín Oficial. Movimiento en redes sociales, un festival y una olla popular, entre las acciones de resistencia.

(Agencia CTyS-UNLaM) Tras una reunión a la que calificaron como “un gran retroceso”, los becarios desplazados del CONICET realizaron, desde el mediodía de ayer, una toma pacífica en el hall del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCyT) para reclamar por el cumplimiento efectivo del Acta-Acuerdo firmada en diciembre de 2016. La medida de fuerza continuará hasta que las autoridades incorporen las condiciones exigidas en el convenio con las universidades nacionales.

“Durante la reunión pasada, nosotros presentamos una grilla que explicaba cómo el convenio violaba todos estos puntos del Acta-Acuerdo: la estabilidad, el salario, la posibilidad de continuar con nuestros equipos de trabajo y la posibilidad de quedarnos en nuestros lugares de origen. Frente a eso, presentamos una propuesta para que se puedan cumplir todos estos ítems, pero no recibimos respuesta alguna”, apuntó Florencia Arancibia, de la Red de Afectados, al comienzo de la toma.

Por su parte, Laura Romano, representante de Becarios Empoderados, contó a Agencia CTyS-UNLaM que los investigadores accedieron a un modelo de contrato para quienes se incorporarían a las universidades, que determina, en su artículo n°10, la finalización del contrato en caso de que se corte el financiamiento. “El problema ahora es que ni siquiera los dos años de interinato están garantizados”, explicó.

Ante el pedido de eliminación de ese artículo, los funcionarios respondieron que los cambios corresponden a la Secretaría de Política Universitaria (SPU), cuyos directivos se encontraban ausentes, al igual que el ministro Lino Barañao.

Como el convenio ya fue aprobado y publicado de forma unilateral, los becarios presentaron una serie de adendas que versan sobre el salario y las condiciones básicas requeridas para la estabilidad de los cargos. Ninguna de estas propuestas fue aceptada por los funcionarios durante la reunión, cuestión que motivó a los becarios a realizar la toma.

Los reclamos

En materia de estabilidad, la primer adenda establecía que los cargos docentes que una gran parte de los becarios afectados tiene en la actualidad puedan ser mantenidos más allá de la propuesta de incorporación del Ministerio. A su vez, reclamaba el financiamiento, por parte del Estado, de los cargos hasta que estos se efectivicen.

En esa línea, el documento determinaba que “si se produjese alguna alteración en el contrato firmado por las UUNN, incluyendo su rescisión o desfinanciamiento, los docentes investigadores afectados por el mismo serán absorbidos por el CONICET”.

Por otra parte, una segunda adenda instaba a las universidades a desplegar los mecanismos necesarios para que los docentes-investigadores regularicen su cargo de dedicación exclusiva. En lo que respecta al salario, el documento exigía un monto no menor al de un docente Jefe de Trabajos Prácticos o adjunto con dedicación exclusiva y siete años de antigüedad.

“Ellos quieren que cada uno de los afectados negocie uno a uno con la universidad cuáles van a ser sus condiciones. Es decir, se trata de un panorama de negociación individual que nosotros rechazamos de plano. Lo que se está ofreciendo no asegura las mismas condiciones laborales que hubiesen tenido los investigadores de haber ingresado a CONICET”, resumió Romano.

En ese sentido, Arancibia expresó: “Sabemos que este es un reclamo contra el desmantelamiento del CONICET que empezó en diciembre del año pasado. Estamos luchando por 500 compañeros y también por 500 líneas de investigación que se estarían quedando truncas. Por eso, hoy convocamos a esta asamblea como Encuentro Nacional en Defensa de la Ciencia y, en eso, es que estamos todos juntos”.

Al día de hoy, los investigadores resolvieron mantener la toma del Ministerio y desarrollar una serie de actividades -entre ellas, un twittazo, un festival y una olla popular- para visibilizar el conflicto ante la comunidad.