Fórmulas matemáticas, una solución a los problemas de tránsito

¿Puede la matemática aplicada ofrecer algún tipo de respuesta a embotellamientos y otros dolores de cabeza del transporte diario? Un investigador del CONICET, experto en el área, plantea la necesidad de repensar las urbes para mejorar desde atascos y demoras hasta accidentes fatales.

Magalí de Diego (Agencia CTyS-UNLaM) -  “No entiendo cómo todavía no pusieron un paso a nivel acá”, “Este semáforo dura mucho y traba todo”, “Esta calle debería ser de mano única”. Aunque no lo parezca -y aunque todo el mundo tenga una opinión válida para dar-, detrás de cada cambio o innovación que se realiza en materia de tránsito y transporte hay conocimiento científico que se aplica para buscar una posible solución.

Pablo Lotito es investigador del CONICET y doctor en Matemática, una disciplina que le apasiona. Para él, es justamente este campo el que puede ofrecer respuestas a estos problemas. “Desde la matemática aplicada, trabajamos en la optimización del transporte terrestre. Como es un problema de muchas aristas, estamos en continuo diálogo con grupos interdisciplinarios”, señala en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.

Lo que hace Lotito y su equipo es generar pronósticos sobre problemas cotidianos del tránsito. Por ejemplo, qué calle es preferible cerrar ante una obra pública o cuán conveniente resultaría la creación de un nuevo cruce.

“La matemática juega un rol importante a la hora de pensar soluciones efectivas para el tránsito. Es un tema que atraviesa muchas esferas de la vida en sociedad y que produce cambios significativos en la vida de las personas. De hecho, hay problemas muy vinculados a la planificación de las urbes y sus accesos y otros que surgen por una mala gestión del tráfico”, destaca Lotito, quien es, además, secretario de Ciencia de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN).

El investigador advierte que, contrario a lo que se cree, el sentido común no suele ser efectivo en este tipo de problemas. Es acá donde entra la matemática con todo su potencial. “Hay un concepto, llamado paradoja de Brahe, muestra que, si uno abre una calle, une dos esquinas y habilita una nueva posibilidad de circulación, lo único que consigue es obstaculizar más el tráfico. Entonces, los modelos matemáticos nos permiten generar pronósticos para evaluar las distintas opciones y, dentro de ellas, elegir la más efectiva”, detalla.

Un sinfín de aplicaciones

El equipo que dirige Lotito trabajó, en los últimos años, en el análisis de situaciones muy variadas. “Recientemente -puntualiza el investigador- indagamos sobre cómo mejorar la circulación en la ciudad de Tandil, una urbanización que creció a tal punto de atravesar la Ruta Nacional 226, quedando dividida la población hacia ambos márgenes del camino. Esto resultaba especialmente problemático para peatones y ciclistas, generando muchos accidentes viales”. Allí, por ejemplo, la sugerencia al municipio fue la inclusión de semáforos en ciertoss puntos estratégicos así como una apropiada señalización.

“Por otro lado, a partir de lo que observamos en las rutinas de los pasajeros, estamos trabajando en la reconstrucción de la demanda del transporte público y vehículos particulares. Con esta información, hicimos una propuesta de mejoras al sistema de líneas de colectivos que tenía trazados sus recorridos hace más de 40 años y casi sin actualizaciones. Si el transporte público es una opción eficiente y amigable, más ciudadanos querrán usarlo y reducirán los viajes en vehículos particulares”, agrega el especialista.

Según Lotito, hasta prohibir o habilitar el estacionamiento en ambas manos de una calle generaría un cambio en la fluidez del tránsito. “Por ejemplo, en Tandil, que las calles suelen ser angostas, se debería prohibir el estacionamiento en ambas manos. Si bien los usuarios lo van a percibir como algo perjudicial, mejorará la circulación implicando, incluso, un aumento en la frecuencia de los colectivos, hecho que favorecería el uso del transporte público. Pequeños cambios generan grandes impactos y la matemática lo prueba”, asegura. 

Otro punto importante que se pone en juego a la hora de repensar las ciudades y evitar la centralización de las organizaciones es la gestión urbana. “Muchas ciudades europeas han redefinido el concepto de manzana, agrupándolas en bloques en los que, al interior, no se puede utilizar automóvil. En otros casos se han reubicado puntos de servicios y centros cívicos para poder descentralizar y reducir los desplazamientos”, asegura el profesor de la Facultad de Exactas de la UNICEN.

El transporte, un factor importante contra el cambio climático

Autos, motos, colectivos. Todos producen cantidades exorbitantes de dióxido de carbono y reducir su uso parece ser un compromiso obligatorio para poder luchar contra el calentamiento global. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, subrayó que "el transporte, que representa más de una cuarta parte de los gases de efecto invernadero a nivel mundial, es clave para ir por el buen camino”.

En este sentido, cambios como los que propone Lotito generarían, desde su perspectiva, un impacto positivo en muchas esferas y la ambiental es una de ellas. El investigador sostiene que para poder construir herramientas útiles es fundamental promover en el país más estudios de este tipo e impulsar a que los jóvenes se interesen por la matemática.

“En la secundaria nos deben enseñar a amar la matemática y a entender los múltiples alcances que tiene. Cuando uno la entiende y ve esas teorías matemáticas aplicadas en situaciones concretas, encuentra mucha satisfacción. Que la gente conozca los usos que le damos en este campo tan cotidiano como es el del transporte, puede lograr que cada vez más jóvenes se inclinen por el estudio de la ciencia”, concluye.