Al rescate de los caracoles marinos

Los ejemplares de la especie Zidona dufresnei, muy cotizados en el mercado internacional, han disminuido de forma alarmante por la pesca indiscriminada en la Costa Atlántica argentina. Reclaman limitar la pesca por tamaño y temporada.

Agencia CTyS (Gaspar Grieco) - Científicos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires estudian la biodiversidad marina, en especial la biología del caracol Zidona dufresnei, con el objetivo de obtener datos para detener la pesca indiscriminada y evitar su extinción.

Este molusco está amenazado por la pesca de arrastre hace más de 20 años. Sin embargo, desde hace una década, el grupo de investigación está aportando datos sobre su biología y reproducción para poder determinar un momento de pesca que no impacte de forma tan negativa sobre su población.

“Si se estudia el ciclo reproductivo, se conoce en qué momento se realiza la puesta, se sabe la talla (tamaño) en la cual la hacen y se determina cuánto crecen. Así, se pueden establecer temporadas de pesca y hacer una captura discriminada por tamaño, para evitar que la población colapse”, explica a la Agencia CTyS la doctora en Ciencias Biológicas Juliana Giménez, directora del grupo e investigadora del CONICET.

El mayor problema que enfrentan los científicos y los caracoles, es que la explotación pesquera de Zidona dufresnei es muy redituable, ya que tiene un alto valor económico en el mercado internacional. Se exporta como comida fresca y producto enlatado principalmente a países asiáticos.

El estado de conservación del caracol Zidona dufresnei es preocupante debido a que su población ha disminuido de manera alarmante en los últimos años. “La pesquería en el año 1997 fue de 1.300 toneladas y, hace dos años, bajó a 300 toneladas, eso da indicios de que la población disminuyó su tamaño y, sin embargo, se sigue pescando”, aclara Giménez.

Esta especie de gasterópodos, endémica de las aguas que bañan las costas argentinas y del sur de Brasil, habita los fondos arenosos del mar entre 40 y 60 metros de profundidad. Recientemente, los investigadores pudieron determinar que la primera talla de madurez alcanzada por los caracoles cambió con respecto a la registrada hace diez años en la misma zona de Mar del Plata.

Según el último muestreo, el tamaño del caracol es de 131 mm para las hembras y 128 mm en los machos, mientras que, en 1999, los valores habían sido de 150 mm en los machos y de 151 a 180 mm para las hembras.

La primera talla de madurez coincide con el momento del primer apareamiento; en tanto, la expectativa de vida de la especie es de 18 años. “La talla está relacionada con la edad y estos animales tardan mucho tiempo en crecer, entonces, es difícil de controlar. El animal tarda 9 años para estar disponible para la pesca”, detalla la bióloga.

Pescador pescado
Los científicos concluyeron que el momento en que se desarrolla la temporada reproductiva y las hembras desovan sus ovicápsulas se realiza entre los meses de septiembre y diciembre. Por este motivo, sugieren que la pesca se realice por fuera de este período y en caracoles que hayan alcanzado una talla mayor a 16 centímetros.

Es necesario tener en cuenta que sólo el gran pie muscular del caracol, lo que representa el 60 por ciento de la masa del cuerpo entero sin concha, se utiliza para el consumo.

“Esta especie debería dejar de ser pescada durante algunos años o restringir la pesca a ciertos meses y a alguna talla específica”, concluye la bióloga, quien junto a su grupo de investigación continúa estudiando a los moluscos del ecosistema marino nacional.