Una estrategia para sacar a la Ciencia del closet

El físico Guillermo Abramson se desempeña en el Centro Atómico Bariloche y en el Instituto Balseiro, y debate el uso de su tiempo entre la investigación científica y la divulgación. En esta entrevista, destaca a la astronomía como un lazo estratégico para reunir a la Ciencia con la gente.

¿Qué ventaja aporta la astronomía para realizar la labor de divulgación?

La astronomía tiene un objeto de estudio muy lejano y, sin embargo, despierta un gran interés en el público. Y yo creo entender por qué ocurre eso: es que la astronomía, tanto para el público en general como para los astrónomos, es más que una ciencia; es una manera de cuestionarnos sobre nuestro lugar en el Universo. A diferencia de las investigaciones que se hacen en el laboratorio, que generan expectativas por sus aplicaciones tecnológicas, la astronomía abarca la situación de que estamos en un punto del espacio, sin saber muy bien por qué. Tampoco sabemos qué debemos hacer desde este lugar. Hay cuestiones filosóficas involucradas en la astronomía y creo que por eso a la gente le interesa tanto.

Este interés del público hacia la astronomía es notorio hace siglos; de hecho, los libros publicados por Copérnico y Galileo, entre otros, lograron un éxito inmediato...

Es cierto. Los libros de astronomía solieron alcanzar buena aceptación desde los tiempos de Copérnico. Respecto a Galileo Galilei, la celebración del Año Internacional de la Astronomía en 2009 tuvo mucho que ver con el cumplimiento de cuatro siglos desde que él observara a la Luna con el telescopio. Galileo comprendió rápidamente la importancia de las observaciones que realizó a fines de 1609 y las publicó sin demoras, a comienzos de 1610; él no fue el inventor del telescopio y, probablemente, no fue el primero que miró el cielo con este instrumento, pero tenía un afán de comunicarse con la gente y ello lo terminó convirtiendo en la figura central de esta revolución telescópica.

En su libro "Viaje de las estrellas", usted menciona a Galileo como el primer divulgador científico...

El libro que publicó Galileo a comienzos de 1610, fue el último que escribió en latín, que era la lengua franca en ese momento. De allí en más, comenzó a escribir en italiano, para que lo entendiera toda la gente de su país. Para comprender el valor que tuvo esta decisión, hay que mencionar que, en su época, todas la comunicaciones internacionales y científicas se escribían en latín.

Algo semejante ocurre hoy con el inglés...

En la actualidad, los científicos realizamos nuestros papers en inglés, porque las revistas especializadas se publican en ese idioma. Galileo, por su parte, prefirió escribir en el lenguaje de sus compatriotas, en lugar de escribir para sus colegas de toda Europa. Esto hizo que Galileo se convirtiera en toda una celebridad en Italia. Finalmente, sus libros debieron ser traducidos al latín, para que lo leyeran los otros astrónomos.

El interés que tiene usted por la divulgación puede observarse, justamente, en que su “Almanaque Celeste 2009” está escrito en castellano...

Los almanaques astronómicos son sumamente útiles, ya que consisten en recopilar los eventos astronómicos interesantes de un año determinado. En Internet se pueden encontrar con facilidad, pero la inmensa mayoría está en inglés. Por eso decidí hacer uno en castellano, accesible y basado en el cielo de Bariloche. Tuvo un gran éxito y me pidieron que lo hiciera nuevamente en el 2010. Pero hay que buscar un equilibrio entre la investigación y la divulgación, por lo que este año no pude abocarme a hacerlo..

En el Almanaque hay una “yapa” de diciembre de 2008: una llamativa carita triste formada en el cielo (NdeR: ver fotos)...

Es una linda foto que pude tomar de una conjunción que se formó entre la Luna, Venus y Júpiter. Ocurre más a menudo de lo que se suele imaginar, ya que los planetas están en distintas orbitas alrededor del Sol, que se desplazan en un mismo plano. De manera que transitan por la misma franja por la que se mueven el Sol y la Luna. A simple vista, los planetas se ven como estrellas, pero, a diferencia de ellas, van cambiando su posición en el cielo noche tras noche. Desde la perspectiva del planeta Tierra, que también se desplaza por una franja móvil, el recorrido de los planetas se ven como si fueran rulos en el cielo y así es que ocurren las conjunciones entre algunos planetas, a los que a veces se suma la Luna. Éste es uno de los espectáculos astronómicos más fáciles de observar.

¿Qué importancia tuvo para usted el haber hecho un libro para la colección “Ciencia que ladra...”?

Viaje a las estrellas surgió a partir de algunas charlas de divulgación que preparé el año pasado sobre la historia de la astronomía. Pero solamente las realizaba en Bariloche y, en verdad, me interesaba llegar a un público más amplio. Por suerte, apareció este libro, que forma parte de esta excelente colección de divulgación científica y ahora está en librerías de las distintas partes del país.

Su libro ayuda a intentar comprender la dimensión del universo. No es una tarea sencilla. ¿Qué siente al observar tal magnitud?

En la actualidad, los estudios astronómicos disponen de una docena de telescopios espaciales que permiten observar la existencia de miles de millones de galaxias. Los instrumentos que poseemos hoy en día son revolucionarios. Con estas tecnologías podemos ver la luz de estrellas que viajan desde tiempos remotísimos hasta llegar a nosotros, a nuestras retinas. Es algo que siento cada vez que pongo el ojo en el ocular y es verdaderamente emocionante.

Entrevista realizada por Emanuel Pujol

Guillermo Abramson es investigador independiente del CONICET. Ha publicado alrededor de cincuenta trabajos en revistas especializadas y, todos los sábados, se sienta a escribir en su computadora y publica textos de divulgación en castellano, en http://guillermoabramson.blogspot.com/