Un pasaje con destino a La Matanza

En el Día del Inmigrante, una investigadora del CONICET analiza el perfil de las migraciones internacionales en el partido más poblado del país y las desigualdades socioterritoriales que enfrentan. ¿Cuál es el colectivo con mayor presencia en el distrito? ¿Cómo se distribuyen a lo largo y ancho del mapa local? Una lectura espacial para borrar las fronteras.

Marianela Ríos (Agencia CTyS-UNLaM) – La historia argentina se alza sobre raíces locales y extranjeras. Dejar el país de origen en busca de una mejor calidad de vida es el denominador común del pasado y presente de muchas familias. Las grandes ciudades suelen ser el principal destino de inmigrantes y el partido bonaerense de La Matanza es una de ellas. 

Dentro de este distrito, según el censo realizado en 2010, uno de cada diez habitantes nació en otro país. Brenda Matossian, doctora en Geografía e investigadora del CONICET, analizó la concentración espacial de los migrantes en este partido para comprender su configuración urbano-territorial y las desigualdades que padecen estas comunidades.

“A partir de comparar el perfil migratorio de La Matanza entre el Censo del 2001 y el del 2010, lo que encontré, en primera instancia, fue que la población nacida en Paraguay sigue siendo la más importante en todo el partido. Antes representaba el 36 por ciento de la población extranjera en el distrito y, para 2010, ascendió al 45 por ciento”, precisó en diálogo con Agencia CTyS-UNLaM.

En segundo lugar, se encuentra la comunidad boliviana, que pasó de ocupar el 20 por ciento al 27,92 y, en tercer lugar, la italiana con una importante regresión: más del 70 por ciento de esta población ya tiene más de 65 años y pasó de ocupar casi el 20 por ciento en 2001 a representar solo un 9 en 2010.

“Estas personas se relacionan con aquellas migraciones de ultramar, de fines del siglo XIX y primeras décadas del XX, por lo que hablamos de una población envejecida. Y en cuanto al cuarto puesto hubo un cambio: para 2001 teníamos a personas nacidas en España, pero, hacia 2010, este país pasó a ocupar el sexto lugar y en el cuarto ascendió Perú, con un 4,7 por ciento. Este escenario habla de un protagonismo europeo que se va perdiendo y es cada vez más sudamericano”, aseguró.

Fuente: Matossian, B. (2020). Migraciones y desigualdades socioterritoriales: una aproximación demográfica al estudio del partido de La Matanza - Región Metropolitana de Buenos Aires. Acercamientos multidisciplinarios a experiencias de segregación, migración y marginación en contextos latinoamericanos. p. 143 – 162.

Plantar bandera

Hablar de inmigración es hablar de vínculos. En muchos casos, operan las redes familiares, conocidos o alguna institución de la comunidad que colabora para que puedan insertarse en términos laborales, pero también residenciales.

Según puntualizó la investigadora del CONICET, las poblaciones de origen europeo se encuentran más concentradas en las localidades de Ramos Mejía y San Justo, lo que “también responde a un tipo de perfil socioeconómico particular”. En contraposición, la migración paraguaya se ubica más en Laferrere y González Catán y la boliviana en Ciudad Madero, Tapiales, Villa Celina y Laferrere.

“En parte, este escenario tiene que ver con una cuestión histórica y de expansión urbana propia del eje que atraviesa el partido de La Matanza que, en general, está ocupado por la Ruta 3. La comunidad portuguesa, por ejemplo, tuvo un peso específico en Isidro Casanova, más relacionado con el oficio de aquellos que trabajaban la tierra. Además, también se puede ver en este caso cómo operan las cuestiones simbólicas por los nombres de las calles -República de Portugal y Lisboa-, la presencia del Club Portugués y otros aspectos que marcan esta impronta tan fuerte en áreas específicas”, explicó.

Mapa de la desigualdad

En un partido con una superficie de 323 kilómetros cuadrados como La Matanza, las realidades socioterritoriales cambian a lo largo y lo ancho del mapa. Por eso, para la investigadora es importante analizar las desigualdades al interior del partido y la relación que estas pueden tener respecto de la distribución de inmigrantes que allí residen. 

De acuerdo a las cifras del Censo 2010, las personas nacidas en Perú tienen los porcentajes más altos de necesidades básicas insatisfechas (NBI), cercanos al 30 por ciento, mientras que la comunidad boliviana registra un 25 por ciento y la paraguaya, un 21. En contraposición, aquellos nacidos en Italia, España y Eslovenia presentan números muy inferiores, cercanos al uno por ciento.

“Eso nos da una pauta de un problema estructural, porque estas migraciones de países limítrofes y de Perú se intensifican en la década de los ‘90 y a posteriori, lo que coincide con mayores dificultades de acceso a la vivienda para toda la población, pero, especialmente, para aquellos con menores condiciones socioeconómicas. Además, hay una cuestión de áreas de vacancia: las personas se asientan donde van encontrando la posibilidad de hacerlo”, sostuvo.

"Estas comparaciones nos permiten matizar ciertas nociones que, a veces, las tenemos un poco endurecidas o estigmatizadas, pensando que los conjuntos de migrantes son homogéneos”

BRENDA MATOSSIAN, INVESTIGADORA DEL CONICET.

Respecto al nivel educativo, Matossian consideró que a través de esta dimensión se pueden observar los matices que tienen las migraciones al interior de cada país. “Aquí es interesante el caso de la comunidad peruana, donde hay un 15 por ciento con un nivel universitario completo, mientras que la italiana no tiene niveles educativos importantes. Estas comparaciones nos permiten matizar ciertas nociones que, a veces, las tenemos un poco endurecidas o estigmatizadas, pensando que los conjuntos de migrantes son homogéneos”, resaltó.

Hacia nuevos datos

El 18 de mayo se llevó a cabo el último Censo nacional y, según informaron desde el INDEC, se espera que los resultados se publiquen en los últimos meses del año. Para la investigadora del CONICET, estos nuevos datos serán importantes para analizar la configuración del nuevo mapa de migraciones en el distrito.

“Pasaron 12 años y las migraciones en las metrópolis como Buenos Aires y partidos importantes en términos demográficos, como La Matanza, son muy ágiles. Además, hubo muchas migraciones más recientes, como la colombiana y venezolana. Las concentraciones espaciales van cambiando con el tiempo. Va a ser interesante comparar los microdatos censales del 2022 para hacer esta lectura”, reconoció.

Por último, Matossian destacó la relevancia de “pensar las migraciones desde lo que aportan” y entender la riqueza de la diversidad cultural que hacen a la identidad del país. “La mayoría de los argentinos tienen alguna historia migrante detrás, tanto internas como internacionales o, incluso, desplazamientos dentro de las mismas ciudades. Esta movilidad hace a este rasgo particular de Argentina como un país diverso que, junto a los pueblos originarios, vinieron a dar un perfil interesante que es necesario conocer, reconocer y valorar”, concluyó.


Los primeros en llegar

A comienzos del siglo XX, La Matanza solo estaba poblada en lo que actualmente es el centro de San Justo y una parte de Ramos Mejía. A sus alrededores se extendía una vasta zona rural que albergaba habitantes dispersos. Con el paso de los años, el territorio se fue poblando y aparecieron los primeros inmigrantes, que deben su llegada y posterior arraigo a diversas causas.

“Entre los europeos, pesa mucho la guerra como elemento expulsor de su tierra y la llegada a Argentina tiene que ver con que el gobierno de Juan Domingo Perón favorecía su instalación en este suelo. Pudieron verse en las paredes externas de la catedral de San Justo, en el pasado, una gran cantidad de placas que rememoraban este hecho, puestas por estos inmigrantes”, explicó Hilda Agostino, directora de la Junta de Estudios Históricos de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM).

Asimismo, la especialista sostuvo que los inmigrantes latinoamericanos llegaron posteriormente y también dejaron sus países por motivaciones económicas y, en algún caso, políticas. “Hoy, la localidad de Villa Celina alberga una increíble comunidad boliviana que asombra, inclusive, a las autoridades de ese país cuando nos visitan”, reconoció.

Por último, Agostino destacó la riqueza de las festividades de estas comunidades como “acervo cultural de La Matanza”. “Las tradiciones pueden apreciarse en ciertas fechas del año, en capillas religiosas o fiestas populares, en donde las danzas y sus comidas típicas, además de otros rasgos culturales, se muestran con orgullo. Conservar esta memoria es preservar nuestro legado histórico, nos cuenta quienes somos y de dónde venimos los matanceros”, destacó.