La ciencia del buen dormir

El Hospital de Clínicas “José de San Martín”, que funciona como escuela de medicina de la UBA, inauguró el Laboratorio del Sueño. En la flamante unidad se realizarán tareas de diagnóstico e investigación.

(Agencia CTyS) Pocas cosas son más placenteras que dormir al abrigo de una frazada una noche fresca y lluviosa. Relajar los músculos y dejarse vencer por el sueño. Este deleite no solo es esencial para el descanso corporal y mental, sino que también participa en procesos metabólicos y fisiológicos que hacen funcionar al organismo adecuadamente.

La necesidad humana que conlleva el buen dormir hizo que la Universidad de Buenos Aires (UBA) creara el Laboratorio de Sueño de la División de Neumonología en el Hospital de Clínicas “José de San Martín”, donde se atienden pacientes con distintos trastornos y se realizan actividades de investigación.

En diálogo con la Agencia CTyS, el médico neumonólogo, coordinador del programa de Medicina del Sueño y director del laboratorio, Facundo Nogueira, explicó que “este laboratorio permite estudiar una amplia gama de enfermedades que afectan el sueño de distinta manera. A los trastornos, que son muy frecuentes, es necesario estudiarlos para poder llegar a un diagnóstico y mejorar la calidad de vida.”

Los trastornos de sueño están dentro de las afecciones más comunes. A tal extremo que, según estadísticas oficiales, el 20 por ciento de la población del país sufre de insomnio. En sintonía, los disturbios en la calidad del sueño, que suelen manifestarse en ronquidos, afectan en un 75 por ciento a hombres y en un 45 por ciento a mujeres. 

Existen dos grandes tipos de trastornos de sueño: los neurológicos y los respiratorios. Los primeros suelen manifestarse en insomnio o pueden producir el síndrome de piernas inquietas, que causa mucha incomodidad y dolor. Por otro lado, los trastornos respiratorios causan los ronquidos y las apneas e hipopneas obstructivas del sueño.

“Las apneas producen una alteración del descanso porque el paciente no deja de despertarse para poder respirar. Son despertares muy breves que el paciente no percibe,  el cerebro lo nota porque descansa muy mal y se siente mal al día siguiente. Por otro lado, la caída constante de la oxigenación va a afectar a muchos órganos que necesitan el oxígeno para funcionar y genera una catarata de estrés y de alteración hormonal”, advierte Nogueira.

El flamante laboratorio está equipado con tecnología de última generación que permite brindar una adecuada atención a sus pacientes y realizar la adecuada investigación clínica para el diagnóstico de las enfermedades de sueño. Asimismo, el neumonólogo va más allá: “En un hospital universitario se puede generar un ámbito no sólo de investigación y diagnóstico sino también de educación de los médicos y estudiantes”.

Además, en el laboratorio, que funciona en la sala 4 del séptimo piso del hospital, se realizan cursos y talleres en donde son los mismos pacientes los que se ayudan a sobrellevar sus problemas de sueño.

“Durante un estudio de sueño, el paciente duerme adecuadamente. No se le suministran medicamentos para dormir. Les aplicamos censores sobre la piel y esos censores registran las actividades neurológica, respiratoria, cardíaca y muscular. Entonces, viendo la patología del paciente nos damos cuenta qué debemos hacer”, explica Nogueira.

Finalmente, el médico y director del flamante laboratorio ofrece un mensaje que demuestra que el buen dormir es tan placentero como saludable: “Uno debe ser muy prolijo no solo con la alimentación y la actividad física sino también con los horarios de descanso. Hay que respetarlo porque el sueño no es una situación pasiva donde el cuerpo solo se relaja, es necesario para que muchas actividades metabólicas y fisiológicas se produzcan”.