Eye Tracker, un detective tras la huella del Alzheimer

Se trata de una técnica de seguimiento ocular que, por medio de una prueba de lectura, detecta trastornos cognitivos y atencionales característicos de esta enfermedad neurodegenerativa.

Carolina Vespasiano (Agencia CTyS – UNLaM) – Cuando la enfermedad llega, una permanente batalla se libra entre los seres queridos y la memoria que lucha por desaparecer. En el proceso, los conocidos de ayer son los extraños de hoy, y los recuerdos más lejanos se vuelven tan vivos como aquellos que esperan en el presente.

Miles de personas en el mundo se suman año a año a esta contienda desigual contra el mal de Alzheimer, enfermedad que se desarrolla hasta el final de la vida y en el camino va limitando las facultades psicológicas, fisiológicas y motrices del padeciente, llevándolo a una dependencia total y a lo más doloroso para los familiares: el desconocimiento.

Si bien todavía no se cuenta con una cura definitiva, existen diferentes métodos para ralentizar su evolución. Para ello, el diagnóstico temprano resulta uno de los principales aliados en la búsqueda de una mejor calidad de vida del paciente y sus acompañantes.

Atento a esta problemática, el ingeniero y profesor de la Universidad Nacional del Sur, Dr. Osvaldo Agamennoni, dialogó con Agencia CTyS-UNLaM sobre la aplicación del Eye Tracker, una técnica de seguimiento ocular para registrar, con alta precisión y velocidad, las regresiones, saltos y focos que hace la mirada durante la lectura y que permiten inferir la detección de una patología cognitiva.

“Es una experiencia hermosa, valiosa y gratificante porque uno logra conjugar un montón de conocimientos de distintas personas con un fin social muy importante que la gente reconoce”, expresa el especialista y adelanta que en el mediano-largo plazo proyectan la producción local de este dispositivo para su uso en hospitales.

“El Alzheimer afecta a cada vez más personas y, entonces, el hecho de poder determinar tempranamente un envejecimiento normal, discriminable de un envejecimiento prematuro producto de un mal de Alzheimer, es un tema de preocupación a nivel global”, sostiene.

El estudio con Eye Tracker funciona así: durante quince minutos, el paciente lee alrededor de 180 oraciones en silencio mientras una cámara, que graba a 1000 cuadros por segundo, espía la posición que van adoptando sus ojos respecto del texto. Esas posiciones se registran y procesan dando por resultado un índice de desempeño cognitivo.

Los datos obtenidos se comparan con los parámetros del grupo control al que pertenece la persona, conforme a su edad y nivel educativo. De esa manera, permite determinar la presencia de un deterioro cognitivo compatible con el mal de Alzheimer y, a su vez, discriminar otras patologías que afectan diversas capacidades neurocognitivas como la depresión, la esquizofrenia y la bipolaridad.

Qué ves cuando me ves
El proyecto partió de que, cuando una persona comienza a leer, los ojos hacen pequeños y veloces saltos de una palabra a la otra, llamados movimientos sacádicos. Estos permiten fijar las palabras que, dependiendo de cuan conocidas, largas y predecibles resulten, afectarán el tiempo que el paciente se dedique a observarlas.

En ese proceso, la memoria juega un rol importante ya que, si una palabra o el comienzo de una frase suena familiar, el cerebro la completa y los ojos saltean esa parte del texto, haciendo una suerte de predicción.

Si la memoria falla, el circuito de lectura es más detenido y contemplativo de su contenido, aspecto que pasa desapercibido en la lectura oral. “Lo que uno busca –explica Agamennoni- son patrones de comportamiento en función de parámetros como la duración de la mirada, el largo sacádico o la presencia de regresiones en el texto”.

Bajo esta lógica, el ingeniero sostiene que la diferencia entre las personas sanas y las que padecen Alzheimer radica en cómo hacen los movimientos sacádicos y cuántas veces retroceden para comprender las oraciones.

Por ese motivo, asegura que el Eye Tracker “es una herramienta objetiva que ayuda a discriminar o corroborar una patología”, que puede complementar los distintos estudios médicos existentes para diagnosticar esta enfermedad neurodegenerativa. Hasta el momento, este equipo de investigadores ya evaluó satisfactoriamente a más de 200 personas.

Las emociones durante el análisis: una variable a contemplar
A pesar de la extensa trayectoria de este instrumento en el terreno del conocimiento humano, es la primera vez que se utiliza en el rastreo de anomalías de la memoria en el recorrido oculomotor mediante la lectura. Una innovación que resulta beneficiosa en dos sentidos: por su precisión e inmediatez y porque el momento de la evaluación no somete a las personas a una situación de estrés.

“Cuando los pacientes se dan cuenta de que es simplemente leer un texto en un monitor, quedan sorprendidos y relajados porque no tienen que demostrar que saben nada, y eso es un tema bastante complejo que se da en los test neuropsicológicos para evaluar el deterioro cognitivo por Alzheimer”, reflexiona el investigador.

El proyecto surgió en 2006 y está integrado por los Drs. Gerardo Fernández y Pablo Mandolesi, del Instituto de Investigaciones en Ingeniería Eléctrica (IIE CONICET), la Dra. Liliana Castro del Departamento de Matemática de la Universidad Nacional del Sur (UNS), los Drs. Luis Politi y Nora Rotstein del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca (INIBIBB CONICET) y el Dr. David Orozco de la Clínica Privada Bahiense.

Además, cuenta con la colaboración de la Universidad de Potsdam (Alemania), el Dr. Oscar Colombo del Hospital Municipal de Agudos Leónidas Lucero, el Dr. Facundo Manes de la Universidad Favaloro y el Dr. Salvador Guinjoan del Instituto Fleni.