Científicas logran avances en la prevención del dolor causado por la quimioterapia

Un grupo de especialistas del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional presentó evidencia preclínica prometedora sobre formulaciones de derivados del cannabis para tratamientos oncológicos. Se trata de un descubrimiento clave para pacientes que reciben quimioterapia en casos de cáncer de pulmón, mama y ovario.

Marianela Ríos (Agencia CTyS-UNLaM) - El dolor es uno de los síntomas que más deterioro generan en la calidad de vida de pacientes con diagnóstico de cáncer. Si bien ese malestar puede ser producto del proceso tumoral, muchas otras veces proviene del tratamiento que reciben para combatirlo: la quimioterapia.

Es por eso que un grupo de investigación del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (IIMT-CONICET-Universidad Austral) se dedica a estudiar los efectos adversos de ciertos drogas quimioterápicas que producen dolor neuropático. ¿El objetivo? Buscar nuevas estrategias preventivas.

Recientemente, lograron un gran avance en torno al uso de formulaciones orales de derivados del cannabis. Éstas podrían prevenir la neuropatía asociada a la quimioterapia con paclitaxel, una droga indicada en general para pacientes con cáncer de pulmón, ovario o mama.

“Creemos que es clave para la investigación en torno al dolor. El efecto adverso de la quimioterapia se traduce en un deterioro en la calidad de vida del paciente, porque lleva, en muchos casos, a limitar o, incluso, suspender la dosis, afectando la efectividad del tratamiento antitumoral”, explicó Delia Soriano, becaria posdoctoral CONICET e investigadora del IIMT, a la Agencia CTyS-UNLaM.


El dolor neuropático es el que, a diferencia del dolor adaptativo, genera una respuesta exagerada del cuerpo de manera prolongada. Puede manifestarse en quemazón, hormigueo, entumecimiento o hipersensibilidad al roce.


En busca de una alternativa al dolor de la quimioterapia

Las investigaciones clínicas realizadas por este equipo, liderado por Soriano y la doctora María Florencia Coronel, dan cuenta no solo de la magnitud del problema, sino de la necesidad de una estrategia alternativa para lograr prevenir o disminuir el dolor generado por el tratamiento con este tipo de fármacos.

Por ejemplo, en pacientes con cáncer de mama tratadas con paclitaxel se observó una prevalencia del 62 por ciento de neuropatía, y casi la mitad continuaba con síntomas dos años después de finalizado el tratamiento. Mientras que en el caso de cáncer colorrectal, un 73 por ciento de los pacientes tratados con oxaliplatino manifestaron una neuropatía, con mayor frecuencia en mujeres.

Para las investigadoras, el resultado obtenido en los ensayos experimentales abren la puerta a una alternativa preventiva, efectiva y segura. La utilización de productos a base de cannabis ya aprobados para otras patologías y adaptados a las formas de administración utilizadas en pacientes oncológicos se consolidan como un nuevo camino.

“Es importante resaltar que utilizamos cannabinoides de uso médico. Eso significa que son cannabinoides con calidad farmacéutica, es decir, que están aptos para usarse en humanos y son seguros”, precisó Soriano.

Los resultados sobre la mesa

Esta etapa del estudio se realizó en un modelo experimental. Se probaron dos formulaciones de uso clínico compuestas por THC (Δ9-tetrahidrocannabinol) y CBD (cannabidiol), los principales compuestos activos de la planta de cannabis. Estas se administraron al mismo tiempo que se inició el tratamiento con paclitaxel para ver sus efectos.

Los resultados fueron contundentes: los animales no desarrollaron hipersensibilidad al tacto ni al frío, signos comparables al dolor que refieren los pacientes que desarrollan esta neuropatía. Además, ninguna de ellas acentuó otros efectos adversos de la quimioterapia ni mostró toxicidad hepática.

El siguiente paso, según Soriano, es terminar de conocer cuáles son los mecanismos por los cuales se genera este dolor y cómo estas formulaciones con THC y CBD permiten que tenga este efecto analgésico. “Una vez que logremos llegar a ese conocimiento, el siguiente paso sería poder avanzar a un ensayo en pacientes”, adelantó.

Sin embargo, la becaria postdoctoral del CONICET alertó que el avance en esa línea podría verse afectado ya que si bien el estudio cuenta con financiamiento estatal ya asignado, este no está siendo otorgado. “Al día de hoy, se torna muy difícil continuar con estos proyectos”, lamentó.