Los primeros pasos hacia la independencia

A 200 años del comienzo de las sesiones de la Asamblea que introdujo profundos cambios políticos y sociales, Agencia CTyS repasa los hechos fundamentales que cambiaron el país a partir de esa jornada del 31 de enero de 1813. Los destacados historiadores María Sáenz Quesada, Honorio Díaz y Norberto Galasso opinan sobre el tema.

(Agencia CTyS) - La independencia argentina no tiene concreción en una sola  jornada histórica como siempre lo imaginó la memoria popular. En realidad es un proceso que se extiende desde 1810 hasta 1816. Ni siquiera aquella Revolución de Mayo concretó los valores de libertad, independencia e igualdad, heredados de la Revolución Francesa de 1789.

Consultado por la Agencia CTyS, el historiador y ensayista Honorio Díaz puntualiza que la Primera Junta había prometido fidelidad a Fernando VII y, recién el 9 de julio de 1816, se proclamó la independencia de España. ”En ese período de seis años, las resoluciones de la Asamblea del año XIII revisten particular importancia. El hecho que establece un nuevo gobierno es la destitución, en octubre de 1812, del triunvirato orientado por Bernardino Rivadavia. Aquí estuvieron vinculados los morenistas de la Sociedad Patriótica y la Logia Lautaro, dirigida por Carlos María Alvear y José de San Martín”, cuenta Díaz.

Una vez instalada la Asamblea, dentro de ella, un grupo respondía a Alvear y otro a San Martín. Este último proponía declarar la independencia y dictar una constitución. Pese a las diferencias, los legisladores pudieron dictar resoluciones de carácter independentista.

A partir de entonces, indirectamente, se dejaba de prometer fidelidad a Fernando VII, por eso se adoptó un nuevo sello, se aprobó una marcha patriótica y se obligó a los extranjeros a adoptar la nacionalidad en caso de ocupar cargos civiles, militares y eclesiásticos.

Además, la Asamblea aprobó la libertad de vientres., por la que se liberaba a los hijos de los esclavos nacidos, desde el 31 de enero de 1813. Por otro lado, se decidió la liberación de los esclavos que llegasen al país desde el extranjero a partir de esa jornada.

Peleas sin retorno
Una de las principales dificultades de la Asamblea se presentó con los diputados de José Gervasio Artigas, el caudillo de la Banda Oriental, quienes postulaban la inmediata declaración de la independencia y una organización constitucional confederal.

“Aquí comienzan a agudizarse los desacuerdos entre el Litoral y Buenos Aires. La Banda Oriental fue una más de las Provincias Unidas hasta 1828 y, por lo tanto, forma parte de la realidad histórica argentina”, remarca Díaz.

Por su parte, en diálogo con la Agencia CTyS, el ensayista e historiador revisionista argentino Norberto Galasso destacó que no hubo un consenso para que, en la Asamblea del año XIII, se declarara la independencia y se dictase una Constitución Nacional.

Aún estaba viva la amenaza napoleónica y la resistencia española seguía combatiendo, por lo tanto, hasta ese momento, todos los gobiernos americanos juraban fidelidad por Fernando VII. Entonces, cuando se constituye la Asamblea del año XIII, muchos legisladores consideran que es prematuro romper con España.

“Recién a partir de 1814, cuando en España se restablece la monarquía y así vuelve el absolutismo, se persigue a los demócratas y a los liberales, por eso comienza a prevalecer la idea de independencia que, finalmente, se va a producir en 1816”, indica Galasso.

La constitución que nunca se dictó
Uno de los objetivos de la Asamblea del año XIII era dictar una constitución para todo el territorio de las Provincias Unidas del Río de La Plata. Sin embargo, en esta cuestión también existían posturas encontradas, por lo que no existía el consenso necesario para la redacción de la Carta Magna.

Estas diferencias incluso llevaron al rechazo de los representantes orientales por parte de la Asamblea. “El propio Artigas fue considerado por los hombres de Buenos Aires como traidor a la Patria. Por eso, tenía una gran desconfianza por los grupos de Buenos Aires, especialmente por los que provenían del saavedrismo y aquellos vinculados a (Bernardino) Rivadavia”, explica Galasso.

Además, Artigas sostenía que Buenos Aires no podía ser un puerto único, por lo tanto, para llegar a la constitución, según el caudillo oriental, se debía terminar con la fuerte centralización del comercio en torno a un solo puerto.

“Artigas propone que se habiliten otros puertos. Además, consideraba que ya era momento de que se declarara la independencia porque veía que la revolución española estaba declinando”, precisa el historiador. Por entonces, Artigas y San Martín jugaban para el mismo equipo. Los delegados del oriental tenían contactos clandestinos con el futuro “Libertador de América”, por medio de la logia dirigida por Bernardo de Monteagudo.

“Si los diputados artiguistas se hubiesen incorporado a la Asamblea, seguramente hubiesen jugado a favor de San Martín, por eso los hombres más cercanos a Alvear se opusieron a la forma en que fueron elegidos los representantes de la Banda Oriental y, así, se les negó la participación”, evalúa el historiador.

Crónica de un año agitado
Por su parte, la historiadora María Sáenz Quesada explicó que existieron circunstancias internacionales e internas que gravitaron en la vida de la Asamblea. “Por entonces, era inminente el regreso de Fernando VII a España y  muy probable su intento de recuperar la iniciativa de las fuerzas realistas”, asegura.

Los políticos porteños tenían fresca la imagen de la revolución independentista en Venezuela, que había declarado tempranamente su soberanía y que, por 1813, ya estaba vencida por las luchas intestinas y la vuelta de las fuerzas realistas. Aun así, se tomaron medidas dignas de una nación independiente, como acuñar moneda o aprobar los símbolos patrios (el Himno  y el escudo).

En ese momento estaba en pleno funcionamiento la famosa Logia Lautaro que unió por un tiempo a San Martín y Alvear. Este grupo clandestino se había formado en Londres y se proponía impulsar la independencia de las colonias españolas, algo que beneficiaba indirectamente a los británicos. En esta lìnea, 1813 sería el año en que empezarían a aflorar las diferencias entre los integrantes de la logia.

Según Quesada, si bien Alvear  también quería la independencia y encabezó la recuperación de la ciudad de Montevideo de manos realistas, cumplía directivas del embajador británico en Brasil, Lord Strangford, que recomendaba a los patriotas de Buenos Aires prudencia respecto a la relación con el rey Fernando VII, que aún seguía en manos de Napoleón.

“Esta postura oficial de la Corona no era unánime en el Reino Unido, donde sectores del comercio apoyaban sin retaceos los movimientos de independencia americanos”, concluye la historiadora.

De este modo, hace 200 años, comenzaban a transitarse los caminos de la independencia definitiva del actual territorio argentino, pero la lucha por conformar una nación se prolongaría por más tiempo, tiempo en el que muchos hombres desconocidos y algunos ilustres personajes dejarían su vida por sus ideas.