Detalles del enfrentamiento que fue algo más que una victoria

El 20 de febrero de 1813, se libró una importante batalla liderada por Manuel Belgrano contra las fuerzas españolas. Por primera vez, se enarboló la bandera Argentina en un choque armado. El historiador y asesor del Museo de Armas de la Republica Argentina, Ángel Recine, describe las armas que se emplearon, las estrategias y el uniforme que los soldados criollos en aquel entonces.

Roxana Salguero (Agencia CTyS) – Hace 200 años, un joven intelectual, economista, periodista, político, abogado y militar se convirtió en uno de los pilares fundamentales de la historia para comenzar el camino de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Tras el triunfo de la batalla de Tucumán, reorganizó las tropas y avanzó hacia Salta. Allí, derrotó a las tropas realistas, comandadas por Tristán, y, por primera vez, la bandera argentina presidió una batalla.

Consultado por la Agencia CTyS, el especialista en armas y uniformes militares antiguos, Ángel Recine destaca que, una de las consecuencias de  esta batalla, fue que las provincias altoperuanas de Chuquisaca, Potosí y, más tarde, Cochabamba, se levantaron contra los españoles. De esta manera, comenzó a delinearse el mapa de las naciones latinoamericanas.

Al respecto, el poseedor de una de las colecciones más importantes de armas, cartuchos y uniformes de guerras antiguos, recuerda que, en el enfrentamiento, la conformación de los ejércitos era la siguiente: las Provincias Unidas del Río de la Plata, liderada por Manuel Belgrano, contaba con 3.600 hombres y 12 piezas de artillería y, durante el combate, murieron unos 103 hombres y otros 433 resultaron heridos.
 
En tanto, el Reino de España, comandado por un viejo conocido de Belgrano, el Comandante Juan Pío Tristán, disponía de 3.400 hombres y 10 piezas de artillería. En la conflagración, que se inició poco antes de mediodía, perdieron la vida 480 personas y 114 sufrieron heridas.

La combinación de estrategia, valentía y armamento

Según Recine, en este combate, Belgrano empleó una gran cantidad de armamento, tomado del ejército realista cuando ganó la Batalla de Tucumán, el 24 de septiembre de 1812. La mayoría de las armas utilizadas eran fusiles de chispas. Gran parte de ellos eran de origen español, inglés y francés, y requerían de cargas y un uso muy complejo.

En ese sentido, el investigador puntualiza: “El cartucho venía envuelto en un papel; antes de usarlo, había que morderlo con los dientes, sacarle una capa, colocarle pólvora, ponerlo en el caño y después introducirle una bola. Era una tarea que llevaba su tiempo. Era verdaderamente un extenso proceso, por eso, se disparaban muy pocos tiros”.

En esta línea, especificó que, “normalmente, por la complejidad de su proceso, en un combate, cada soldado podía llegar a disparar cuatro o cinco tiros como máximo. Luego se daba comienzo a enfrentamiento “cuerpo a cuerpo”.
 
Por ese motivo, según Recine, “el resto del armamento se complementaba con lanzas y sables” o con “las bayonetas que se colocaban en la punta del fusil”. Además, detalló el historiador, Belgrano tenía unos “12 cañones que oscilaban entre las 6 y 8 libras de peso, que, también, provenían de la Batalla de Tucumán. En tanto, los oficiales utilizaban pistolas que, al igual que los fusiles, empleaban este sistema de carga”.
 
El escenario de las batallas de comienzos del siglo XIX era, generalmente, un llano. El problema era que Belgrano debía trasladarse a Salta, donde se encontraba el ejército español, pero, gracias a un baquiano, de apellido Saravia, muy conocedor de la región, llegó a los campos de Castañares por la parte de atrás, rodeando la zona para arribar al campo de acción. Según Recine, “Belgrano era un gran estratega. Si bien tenía una formación de abogado, había estudiado mucho las estrategias militares”.
 
Los colores de la guerra

De acuerdo al historiador, la infantería de Belgrano empleaba un uniforme de color azul, los húsares de caballería usaban el verde. Tenían pechera y las casacas con alamares —tipo de ligadura realizada con un cordón que forma un ojal por el que pasa el botón— pero las usaba a medio cruzar, para resistir y tener más movimiento en el combate.
 
“Nosotros, los argentinos, éramos muy pobres y utilizábamos lo que se obtenía de batallas anteriores. La primera línea podía tener galera con plumas, cordones u otros accesorios en color azul, pero era muy escueto. Unos pocos contaban con casacas, chaquetas o algún estilo de cubre cabezas”, subraya Recine. En cambio, el ejército español se distinguía por las tonalidades rojas y blancas.
 
Existe documentación que demuestra que Belgrano solicitó a Buenos Aires uniformes, para 3.500 hombres, pero había otros gastos: alimentación, mantenimiento de caballos y de armamentos, entre otros. Eran momentos en los que recién se estaba gestando las Provincias Unidas del Río de la Plata.
 
Finalmente, Recine hace hincapié en que “durante la Batalla de Salta, Belgrano utilizó, por primera vez, una insignia celeste y blanca, que enarboló para tener un distintivo con el ejercito opositor”.