Una mirada integral para combatir la falta de acceso a la información y conquistar derechos

Según el Ministerio de Salud de la Nación, se estima que alrededor de 140 mil personas en Argentina viven con VIH y un 17 por ciento no lo sabe. La importancia de la implementación de la ESI y la aprobación de la nueva ley, los desafíos actuales de una pandemia que cumplió 40 años.

Marianela Ríos (Agencia CTyS-UNLaM)- En la década de los ‘80, la sigla VIH causaba estupor. Signados por el miedo y el estigma, los contagios ascendían y las respuestas científicas faltaban. Hoy, el panorama es otro: las personas VIH positivo en tratamiento pueden tener una buena calidad de vida e, incluso, no transmitir el virus. Sin embargo, las infecciones continúan y la condena social, en menor medida, también.

Para Leandro Cahn, director Ejecutivo de Fundación Huésped, la causa de este escenario es “la falta de acceso a la información y a esos derechos”. “Cuando uno empieza a desgranar de dónde vienen los nuevos casos, lo que ve es que muchos no saben, por ejemplo, que se puede acceder gratuitamente a los preservativos, que la prueba es un pinchacito en el dedo y en 20 minutos tenés el resultado preliminar o que indetectable es igual a intransmisible, es decir, que una persona con VIH que está en tratamiento y que tiene carga viral indetectable por al menos 6 meses, no transmite el virus por vía sexual. Entonces, podemos controlar el VIH y, sin embargo, se sigue infectando y muriendo gente, pudiendo evitarse”, alertó en diálogo con Agencia CTyS-UNLaM.

Desde el 2006, Argentina cuenta con la Ley Nacional 26.150, que establece el derecho de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada. Según los profesionales de la salud que trabajan en la atención y prevención de casos de VIH, se trata de una herramienta fundamental para abordar los casos de forma temprana.

“El 98 por ciento de los contagios son por transmisión sexual, según el Ministerio de Salud de la Nación, y, como tal, es uno de los puntos que trata la ESI. Te diría que los cinco ejes de la ESI están relacionados con la prevención del VIH, porque tienen que ver con cuidar el cuerpo, la salud, los derechos sexuales y reproductivos y también con la valoración de la diversidad y ejercer más libremente la sexualidad”, explicó Cahn, quien también es co-autor del libro ESl: Guía básica para la escuela y la familia.

Este miércoles, el Ministerio de Salud de la Nación presentó el 38º boletín estadístico sobre VIH y enfermedades de transmisión sexual en Argentina. El informe es una brújula para plantear la agenda en materia de salud de cara al próximo año y la creación de políticas públicas orientadas a la prevención y atención de casos.

Según los datos difundidos, se estima que unos 140.000 argentinos tienen VIH y un 65 por ciento se atienden de forma directa en el sistema público de salud. Además, solo un 83 por ciento de las personas infectadas conoce su diagnóstico mientras que un 17 no lo sabe. La tasa general de mortalidad por Sida es actualmente del 2,81% en Argentina y "continúa con tendencia al descenso".

Resistencias

La importancia de la ESI radica en su abordaje integral, algo que también se reclama a la hora de educar sobre el virus de la inmunodeficiencia humana. En muchas ocasiones, -advierte- el tema es tratado sólo desde una visión biológica, lo que impide analizar otras aristas como la discriminación, la pobreza y el acceso a derechos.

“Suele suceder que, para una profesora o profesor de biología, tratar temas de infecciones transmisión sexual desde su área es mucho más fácil, pero después, cuando tenemos trabajar la integralidad de la educación sexual, se complica. No se aborda, por ejemplo, el ejercicio de una sexualidad más segura o el goce, y hay que entenderlo como parte del conjunto de contenidos vinculados a la ESI, sino nos quedamos solo con una mirada”, resaltó.

Asimismo, Cahn resaltó que aún existen “fuerte embates contra la ESI”, pero resaltó la importancia de su continuidad para combatir la discriminación. “En general, las que discriminan no son las instituciones, sino las personas. La escuela forma ciudadanía. Los que salimos de ahí después hacemos otras cosas y nos relacionamos con otras personas. Entonces, inclusive aquellos que están en comunidades muy cerradas, de alguna manera tienen contacto con algo de esta información y con las diversidades, que, por suerte, nos hacen crecer”, aseguró.

Por un enfoque legislativo más amplio

El 25 de septiembre de 2020 ingresaba a la Cámara de Diputados el proyecto que busca sentar las bases para una nueva Ley Nacional de Respuesta Integral al VIH, Hepatitis Virales, Tuberculosis e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). Lo hacía por tercera vez, tras perder estado parlamentario en 2016 y 2018. Un año después, comenzó su tratamiento en comisiones, pasando recientemente por la de Presupuesto y Hacienda.

El proyecto, con sello federal, fue redactado de forma colectiva por más de 40 organizaciones de todo el país con un único objetivo: actualizar la Ley Nacional de Sida (23.798) para otorgar un rol protagónico al enfoque de los derechos humanos en materia de políticas públicas y acceso a la salud. De esta manera, se busca modificar la mirada biomédica de la actual legislación, que ya cumplió 30 años.

“La realidad es que la ley envejeció bastante bien, es justo decirlo. Así que tenemos que pensar que la próxima tiene que durar al menos 30 años. Obviamente, cambió la pandemia del VIH y eso es un poco lo que refleja la redacción de esta nueva ley, teniendo más en claro la integralidad de la respuesta. Algunas cuestiones las vamos a ir viendo en lo cotidiano como, por ejemplo, prohibir la prueba de VIH en los preocupacionales y, por supuesto, ser más taxativos en poder acceder a la prevención, el cuidado y tratamiento con las mejores tecnologías disponibles”, sostuvo Cahn.

El proyecto, además, declara de interés público y nacional medicamentos, vacunas, procedimientos y productos médicos para la prevención, diagnóstico y tratamiento del VIH y el resto de las problemáticas de salud contempladas en la norma. También establece pensiones no contributivas para aquellas personas con VIH y Hepatitis B o C en contexto de vulnerabilidad; contempla un capítulo específico sobre los derechos de mujeres y personas con capacidad de gestar positivas; propone políticas para los ámbitos educativos y laborales que contribuyan a erradicar la discriminación asociada al VIH y la creación de un observatorio bajo la órbita del INADI, entre otros puntos.

Este 1° de diciembre no será igual para las organizaciones y representantes científicos y académicos que piden la aprobación de esta ley. El reclamo -aseguran- es “urgente”. Para los especialistas, la única forma de avanzar hacia un camino de menos contagios y más derechos es desde una mirada integral. Los desafíos están planteados.