La bacteria Chlamydia causaría mayor riesgo de cáncer uterino

Investigadores del nordeste argentino aplicaron una técnica novedosa en la detección de una bacteria, que se creía no tenía relación directa con el cáncer de útero.

Agencia CTyS (Leandro Lacoa) El cáncer de útero es una de las enfermedades más recurrentes en las mujeres y está relacionada con un virus llamado papiloma humano (HPV). Sin embargo, esa afección también podría estar vinculada con la bacteria Chlamydia trachomatis, que actualmente provoca 89 millones de casos de infecciones genitales por año a nivel mundial, según datos de la OMS.

El Dr. del Área de Biología Molecular de la Universidad Nacional del Nordeste Gerardo Deluca explica que “Chlamydia trachomatis es uno de los agentes más comunes de infecciones de transmisión sexual y puede hallarse en el país en dos de cada 20 mujeres, según la región del país”.

Este microorganismo se aloja en las zonas genitales de hombres y mujeres. Sin embargo, la indagación se centró en las consecuencias que tiene su residencia en el tracto genital femenino.

El trabajo de campo de los especialistas se basó en 189 mujeres sexualmente activas de entre 15 y 58 años de edad, con patologías en las mucosas que rodean la zona cérvico-uterina, que viven en la región nordeste de Argentina, donde existe una alta incidencia de cáncer de cuello uterino.

Para este análisis se utilizó un método de detección que consiste en replicar entre cientos de miles y millones de veces en el laboratorio pequeñas cantidades de ADN, técnica que se denomina PCR (reacción en cadena de la polimerasa).

“Las metodologías que se utilizan en mayor medida son serológicas, cantidad de anticuerpos en sangre. Sin embargo,  la PCR se basa en detectar el genoma, el ADN del agente infeccioso, que es una metodología molecular, que permite detectar si la bacteria está generando afecciones en el momento del análisis”, afirma el Dr. Deluca.

La característica particular de esta bacteria es que no se desarrolla en un ambiente de laboratorio convencional,  pero mediante la técnica de PCR se puede tener una “fotocopia” de la parte de ADN  en el momento en que el microorganismo infectó al cuerpo.

Al ser consultado sobre las ventajas de esta técnica, el investigador sostiene que “son metodologías que permiten tener una buena cantidad de material como para detectar la actividad del agente y así conocer un poco más sobre su relación con el virus del Papiloma Humano (VPH), que genera el cáncer de cuello uterino que  provoca unas 2.000 muertes por año en la Argentina, según estadísticas oficiales.

El Gobierno Nacional anunció esta semana la incorporación de la vacuna contra el VPH al  cronograma oficial de inmunizaciones, para que las niñas puedan vacunarse de modo gratuito cuando cumplan los once años. Como la transmisión es por vía sexual, la campaña busca  poner a resguardo a las futuras mujeres antes de que tengan su primera relación.

Tanto la bacteria Chlamydia trachomatis como el virus del papiloma humano, de manera independiente, no generan, en la mayoría de los casos, cuadros graves. Precisamente, los investigadores intentan observar la influencia de ambos como factores desencadenantes del cáncer de cuello uterino.

La investigación fue realizada por cuatro científicos de instituciones como el Área de Biología Molecular del Instituto de Medicina Regional de la Universidad Nacional del Nordeste; el Servicio de Obstetricia del Hospital  Dr. J.R. Vidal y el Servicio de Ginecología, Hospital A. I de Llanos en Corrientes y el Instituto de Diagnóstico 9 de Julio de Chaco.

EL NEA: DATOS PARA TENER EN CUENTA

El NEA es la región con la mayor tasa de mortalidad por cáncer de cuello de útero del país y según la investigación existe una relación entre la presencia de la bacteria y el virus del papiloma (VPH), que provoca el cáncer de útero.

“La cantidad de casos de presencia de la bacteria en el NEA es mucho mayor a las encontradas en otras regiones y esto coincide con las zonas menos desarrolladas del mundo, respecto a lo socioeconómico, cultural, sanitario”, sostiene el Dr. Deluca.

En el trabajo de investigación se llega a la conclusión de que el 24.9% de las mujeres analizadas es portadora de Chlamydia; sin embargo, se observa una diferencia significativa de la presencia de la bacteria entre las mujeres de bajo nivel socio-económico (32.9%) respecto a las de nivel medio o alto (17.7%).

Por otro lado, el VPH se halla en el 52.9% de las examinadas y se pudo observar que las mujeres infectadas con Chlamydia presentan un mayor riesgo de presentar infecciones por VPH, que las no infectadas.

Al ser consultado sobre el grado de incidencia en las infecciones de la cantidad de parejas que tuvieron las mujeres, el investigador afirma que “en el trabajo no se detectó una relación clara entre la presencia del microorganismo y el número de parejas”.

Otra cuestión que destaca Deluca es que “hay que prestar atención al análisis en los hombres, ya que en muchos casos es el portador y transmisor” y con respecto a la edad, existe un predominio de infección, entre las menores de 25 años, aunque, según el investigador, “no alcanza un nivel de significación estadística”.

El Ministerio de Salud, que se dedica a estudiar el cáncer uterino a escala nacional, centró su investigación en la gran incidencia que tiene en la tasa de mortalidad femenina, a través del Programa de Prevención del Cáncer de Útero, coordinado por la Dra. Silvina Arrossi.

Según estudios de este programa, que posee datos estadísticos hasta el 2005,  el cáncer uterino es el tercer causante de defunciones en las mujeres en el trieno 2003-2005 (1,2%), sobre un total de 139 mil muertes relevadas.

En cuanto a las provincias con más defunciones derivadas del cáncer de útero, el Ministerio de Salud ratifica que las del norte poseen los porcentajes más altos, aunque también se incluye a Santa Cruz.

La mayor tasa de mortalidad la tiene Salta con un 15,8%, seguido de Formosa con 15,6% y en tercer lugar, Misiones con 15,4%. Luego le siguen, con dos dígitos, Chaco, Jujuy, Santa Cruz y Corrientes.

Ante la problemática del cáncer a nivel nacional, para el investigador su trabajo es “útil para el sector responsable de la salud pública y para poder aplicar medidas adecuadas de control de las enfermedades de transmisión sexual en una región donde son frecuentes protagonistas”.