Generan simulaciones para advertir posibles brotes de leptospirosis

Un equipo de investigadoras de la Universidad Nacional del Litoral desarrolló un modelo matemático que indica bajo qué condiciones pueden ocurrir casos de esta enfermedad infecciosa transmitida por contacto con excretas de roedores. El nivel de los ríos y la cantidad de precipitaciones son dos de las variables más importantes.

Carolina Vespasiano (Agencia CTyS-UNLaM) - La leptospirosis es una enfermedad de origen zoonótico que se contagia a través del contagio con excretas de ciertos roedores y que, en regiones de clima templado y húmedo, como Entre Ríos y Santa Fe, puede representar un serio problema de salud pública.

Un equipo interdisciplinario de la Universidad Nacional del Litoral se propuso generar modelos matemáticos para simular la ocurrencia de brotes de esta enfermedad en las ciudades de Rosario y Santa Fe capital, y en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, a partir de registros epidemiológicos e hidroclimáticos.

“Buscamos explicar la aparición de casos de leptospirosis en función de variables climáticas, como pueden ser las precipitaciones y el nivel hidrométrico de los ríos”, indicó a la Agencia CTyS-UNLaM la ingeniera ambiental e investigadora de CONICET en el Centro de Estudios de Variabilidad y Cambio Climático, en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (CEVARCAM, FICH-UNL), Andrea Gómez.

La experta explica que ciertas enfermedades transmitidas por vectores están fuertemente vinculadas con factores estacionales y climáticos. En este caso, el vínculo con variables como las precipitaciones y el nivel de los ríos se da porque, ante eventos de inundación, las personas pueden tomar contacto con superficies contaminadas por la orina de roedores infectados, dando lugar al contagio.

“Cuando ocurren inundaciones, lo mínimo que puede estar encharcado un barrio o una zona ribereña es uno a dos días. Eso ya es suficiente para que se produzca el contacto de las personas con la bacteria causante de leptospirosis”, comentó Gómez, y agregó que, en ese sentido, contar con sistemas de alerta temprana o diversas medidas de prevención permitereducir los riesgos.

La investigadora aclara que, para que una simulación se acerque a lo que puede ocurrir en un escenario real, otra de las dimensiones relevantes es el factor social. En el caso de Santa Fe, Rosario y Paraná, se trata de ciudades ribereñas densamente pobladas, pero no todos los sectores tienen acceso a las mismas condiciones de agua y saneamiento.

Por otra parte, estas ciudades están emplazadas sobre terrenos de por sí inundables, y el crecimiento de la urbanización puede no darse de manera formal, con lo que hay zonas que carecen de infraestructura y no cuentan con mecanismos para la evacuación de excesos hídricos.

El modelo pudo simular correctamente brotes de leptospirosis ocurridos durante la última década en las tres ciudades. Sin embargo, Gómez aclaró que aún resta seguir perfeccionando las variables en juego. Por ejemplo, la incorporación de las posibles medidas de profilaxis existentes, en caso de haberlas, o de factores que alteren la topografía de las ciudades y, en consecuencia, modifiquen los procesos por los que el agua se escurre.

Para el desarrollo de la simulación, el equipo de Gómez, del que participan las investigadoras Gabriela Müller y María Soledad López, contó con datos mensuales de precipitaciones, temperaturas, niveles hidrométricos de los cursos de agua e índices de fenómenos climáticos, entre otros parámetros.

La información fue provista por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), las Estaciones Meteorológicas de Sauce Viejo, Rosario y Paraná, el Instituto Nacional del Agua (INA) y la Prefectura Naval Argentina. En tanto, los registros epidemiológicos fueron extraídos del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica por Laboratorios de Argentina (SIVILA).

“Los escenarios climáticos se pueden conocer con semanas o meses de antelación. Si nosotros vamos a tener determinadas condiciones de precipitaciones o niveles hidrométricos, con las simulaciones podemos inferir cuál es la probabilidad de que haya un brote y qué políticas se pueden aplicar. A eso apuntamos”, concluyó.