Diseñan un procedimiento de extracción de sedimentos para ríos contaminados

El método, ideado por un ingeniero químico especialista en Gestión Ambiental, evita la dispersión de contaminantes y los destina como insumo para diversas industrias. La idea surgió a raíz de tener que cruzar el Riachuelo, todos los días, para ir a trabajar.

Agencia CTyS (Nadia Luna) – Un río sin vida. Botellas, residuos orgánicos y desechos industriales que contaminan. Un paisaje que suele repetirse en ciudades densamente pobladas como el Área Metropolitana de Buenos Aires. Pero el problema no termina ahí, sino que muchas veces se agrava por la presencia de metales pesados insolubles que, de no extraerse, continuarán deteriorando el cauce por siglos.

A raíz de este problema socio-ambiental, Alberto Gauna, un ingeniero químico egresado de la Facultad Regional de Avellaneda de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y magíster en Gestión Ambiental del Desarrollo Urbano por la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMaP), diseñó un procedimiento que pretende una remediación definitiva para este asunto.

“La propuesta es una extracción prolija de los sedimentos para no generar una dispersión de los contaminantes, junto con un tratamiento adecuado de los metales extraídos, porque no se pueden volcar en cualquier lado”, explicó el ingeniero a la Agencia CTyS.

El sistema es ideal para ríos y arroyos de poca profundidad, como la Cuenca Matanza-Riachuelo. Consiste en una celda móvil de entre 50 y 100 metros de largo por 20 de ancho, calculado en función del tamaño del río, para que no lo bloquee totalmente durante el procedimiento y permita la circulación natural del agua.

Si bien las técnicas de saneamiento aplicadas actualmente son fundamentales, no resultan suficientes, e incluso pueden llegar a ocasionar efectos adversos.

Por ejemplo, los procedimientos de dragado convencionales generan una dispersión de los contaminantes; la apertura de un canal paralelo al río es inaplicable en zonas urbanas; y un desvío del curso para facilitar la extracción de sedimentos puede provocar inundaciones en caso de picos de crecidas.

“Los procedimientos habituales de descontaminación no tienen en cuenta que, si se produce una dispersión de esos sedimentos, irían a parar al Río de la Plata y a la plataforma continental Atlántica”, agregó Gauna.

Un barco sin fondo

El ingeniero conoce el problema por experiencia propia. Nació a diez cuadras del Riachuelo y todos los días, desde hace dos décadas, debe cruzarlo para ir a trabajar. Así fue como empezó a gestar este proyecto.

A pesar de que la propuesta se encuentra en sus etapas iniciales, ya obtuvo un reconocimiento significativo: fue uno de los ganadores del Concurso Nacional INNOVAR 2009, el certamen impulsado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

“La celda sería como un barco sin fondo”, precisó el especialista, y contó que la duración estimada de un ciclo completo sería de 96 horas. En tanto, la remediación total de la Cuenca podría requerir de unos cinco a diez años, dependiendo de la inversión que se destine.

La operación comienza con la ubicación de la celda en el lugar a tratar, que se realiza mediante grúas, desde la costa; o por remolque, con dos embarcaciones de apoyo. Luego, se clavan las patas de altura regulable y se bajan las placas móviles que constituyen las paredes, lo que genera un recinto hermético con el fondo del cauce.

Entonces, se evacua el agua atrapada y el fondo queda a cielo abierto, en seco. Esto posibilita la extracción selectiva de los sedimentos, para someterlos a la extracción de metales y destinarlos como insumos en diversas industrias o para la fabricación de cerámicos empleados en obras viales.

Una vez limpio el fondo, se vuelve a llenar el recinto con agua, se remolca la celda y se la traslada hacia un nuevo sector a tratar.

En busca de la inversión

Gauna trabaja en la propuesta de saneamiento junto a tres estudiantes avanzados de ingeniería de la UTN: Gisele Lencina y Ramiro Lahorca, de la Facultad Regional Avellaneda; y María Soledad Alí, de la Facultad Regional Buenos Aires.

El proyecto está en etapa de prefactibilidad técnico-económica, pero el ingeniero aseguró que está en contacto con “gente que conoce de construcciones navales y opina que esto es algo perfectamente factible”.

Además, el monto de la inversión necesaria para concretar el proyecto se puede recuperar parcial o totalmente a través de los productos obtenidos al fundir los metales extraídos.

“Si pudiéramos conseguir que nos ofrezcan infraestructura, eso podría acelerar las cosas. Pero pienso que, antes de fin de año, vamos a terminar de definir el proyecto”, concluyó Gauna, al tiempo que espera que la propuesta llegue a quienes tienen en sus manos el destino de la cuenca, para poder concretar así la recuperación de un paisaje perdido entre metales y botellas.