Un paso atrás en la lucha contra el Cambio Climático

Para el ingeniero e investigador Gabriel Blanco, el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París podría suponer consecuencias negativas para todo el planeta. El académico critica, además, las políticas ambientales de la Argentina y las califica de "preocupantes".

Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)- Parecía que, con el Acuerdo de París de 2015, se avanzaban unos cuantos casilleros en la lucha contra el Cambio Climático. Pero la reciente decisión del presidente republicano Donald Trump de retirar a Estados Unidos del histórico tratado –en el que participaron más de 190 países, incluyendo Argentina- pateó el tablero y puso en alerta a todo el mundo. Especialmente a la comunidad científica.

El rol de Estados Unidos en la temática no es menor, ya que se trata del segundo país que emite más gases de efecto invernadero, además del mayor generador histórico de dióxido de carbono. “Hay toda una serie de consecuencias que la está pagando todo el planeta, a causa de este desempeño histórico de Estados Unidos”, apuntó Gabriel Blanco, ingeniero e investigador de la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires.

Para Blanco, integrante del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático y miembro de la delegación argentina que participó en París, la decisión tomada por el Jefe de Estado norteamericano podría traer graves consecuencias. En diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM, analiza el impacto que podría tener el retiro de Estados Unidos y analiza las políticas ambientales llevadas a cabo en  Argentina.

¿Cómo tomó la comunidad científico-académica el retiro de EE.UU del Acuerdo de París?

Es profundamente negativo, por muchos factores. El acuerdo de 2015 de París se debilita porque pierde el compromiso del país que está segundo en emisiones de gases de efecto invernadero. También se debilita porque Estados Unidos, al igual que otros países, se había comprometido a apoyar financieramente a los países en desarrollo, en la lucha contra el cambio climático. Ya de por sí el Acuerdo era limitado en cuanto a sus alcances, ahora lo es aún más. Habrá que esperar ahora la reacción de otras naciones que suelen negociar a la par que Estados Unidos, como Japón o Australia. Claro que esto último es especulación, no se ha dicho nada aún.

También había firmado un pacto con China, previo al Acuerdo de París. ¿China asume, de alguna forma, el liderazgo en la lucha contra el cambio climático?

Lo seguro es que Estados Unidos pierde el liderazgo puertas afuera. El mensaje lanzado por Trump, alguien que es ahora líder de una potencia, está además plagado de errores técnicos, donde se tergiversa la información, lo cual supone un problema hasta ético. Y el liderazgo político lo pierde también puertas adentro, porque muchos gobernadores e incluso alcaldes de ciudades importantes ya han asegurado que van a seguir luchando contra el cambio climático. Hay otro aspecto importante y es que en varios pasajes de su discurso, Trump dijo que el Acuerdo de París es injusto con Estados Unidos. En realidad, cada país se comprometió con lo que quería y podía hacer en materia de cambio climático, por lo que de ninguna manera se puede calificar de injusto. Estados Unidos, incluso, tendría que haberse comprometido más.

¿Por qué motivos?

El corazón de la problemática del cambio climático tiene que ver con los niveles de consumo y producción de los países desarrollados, en primer lugar, y de los países en desarrollo o emergentes, en segundo lugar. El Acuerdo de París ni menciona estos aspectos. En este sentido, lo que se olvida Trump es de las responsabilidades históricas de Estados Unidos a lo largo de los últimos dos siglos en relación a la emisión de gases de efecto invernadero y otros aspectos ambientales.

¿Qué opinión tiene del rumbo que han tomado las políticas ambientales en Argentina en los últimos años?

Lo que veo en Argentina en materia ambiental es preocupante. Y este fenómeno trasciende colores y partidos políticos, hablo de los últimos 50 años, con lo cual están implicadas muchas administraciones diferentes, de distinta ideología. La problemática del medioambiente sigue sin estar en la agenda pública y se han tomado malas decisiones. La forma de practicar la agricultura, por ejemplo, es una manera absolutamente destructiva con los suelos o con otros recursos naturales, como los bosques. Las formas de encarar y relacionarse con los recursos naturales en forma extractivista, como la minería a cielo abierto, también son perjudiciales para el medio ambiente. Hay intentos de avanzar con el proyecto de Vaca Muerta, de firmar acuerdos y financiamientos para nuevas obras hidroeléctricas cuyo impacto todavía no se ha evaluado correctamente. El proceso de extracción de recursos genera concentración económica, porque requiere grandes capitales, y a su vez lleva una gran concentración de poder político. Vivimos una suerte de “neo extractivismo” en toda la región, con matices en los diferentes países. Las políticas ambientales deben ser políticas de estado que trasciendan a los plazos de una administración.