“No podemos renunciar a la ciencia de calidad”

El presidente del CONICET de la Plata es el segundo argentino que se convierte en Miembro Honorífico de la Sociedad Geológica de Londres después del Perito Francisco Moreno. El científico habló con la Agencia CTyS sobre sus investigaciones en torno al origen de los continentes y la situación de la ciencia en Argentina.

Leandro Lacoa – Gaspar Grieco (Agencia CTyS) – El doctor Carlos Rapela recibió, al igual que el Perito Francisco Moreno, la máxima distinción de la Sociedad Geológica de Londres, una de las organizaciones científicas más antiguas y prestigiosas del mundo.

El doctor Rapela llegó a la elite de la ciencia argentina porque estudió cómo, hace más de 200 millones de años, la Patagonia se anexó al actual continente americano, pero también porque encontró pruebas empíricas sobre la coincidencia entre el subsuelo de Mar del Plata y el de Angola, entre otras investigaciones de relevancia internacional.

¿Qué implica ser miembro de la Sociedad Geológica de Londres?

Es una distinción que se le otorga a pocas personas, así que me sentí enormemente honrado. La Sociedad Geológica es la más antigua del mundo, se creó a inicios del siglo XIX. Tiene miembros muy brillantes y el primer argentino en ser distinguido fue el Perito Moreno. Hace poco, pude entrar al que era el despacho de Moreno y ver muchos de los objetos que aún se conservan, entre ellos, la carta que lo nombraba miembro honorífico de la Sociedad Geológica. Ese título se hizo en un papel parecido al que me entregaron a mí, ya que es un manuscrito con sello rojo y con letras del siglo XIX. Igualmente, debo aclarar que mi humilde aporte no se compara con el que realizó Francisco Moreno, quien fue un científico extraordinario.

¿Cuál fue el aporte del Perito Moreno a la ciencia argentina?

Lo geológico era algo complementario de su trabajo geográfico. El Perito Moreno estuvo vinculado con la cuestión de los límites entre Chile y Argentina. Investigó las formaciones jóvenes, es decir, lo que se denomina geomorfología del cuaternario. Esto se relaciona, por ejemplo, con los ríos y los glaciares. Hay que tener en cuenta que el trabajo era complejo por la geomorfología de los Andes, es decir, por su diverso relieve.
Es algo muy distinto a lo que estudio yo, porque trabajo con rocas como las de Tandil o de la Patagonia, que tienen 2.200 millones de años de antigüedad.

Actualmente, ¿cómo se obtienen los datos que investigan los geólogos?

Las metodologías son muy diversas. Hay algunas relativamente baratas, como el paleomagnetismo y el magnetismo ambiental; pero otros métodos requieren mucha inversión, como los que yo utilizo para investigar. Por ejemplo, para las edades de rocas, que se analizan a través de la geoquímica, necesito instrumental muy caro y muy complejo. Se utiliza un artefacto que cuesta entre 4 y 5 millones de dólares y, en América Latina, solo hay uno en San Pablo, Brasil.
 
Usted se formó y trabajó en Canadá. ¿Qué diferencias nota con la  Argentina en cuanto a la investigación?   

La ciencia en cada lugar tiene características y prácticas distintas. Por ejemplo, la organización de las universidades canadienses responde al desarrollo y a la organización de la sociedad en ese país. Lo importante es hacer ciencia de primer nivel con nuestra propia organización de la misma manera que lo hace Inglaterra o Canadá. Pero nunca podemos renunciar a la ciencia de calidad. No hay forma de hacer trampa en ciencia. Podemos hacer buena ciencia con los elementos sociales que tenemos.

Una de sus investigaciones más importantes se basó en la idea de que la Patagonia era una isla flotante. ¿Por qué sostiene que se anexó a lo que hoy es Sudamérica?   

Quiero aclarar que el primero que lo dijo fue el geólogo argentino Víctor Ramos, quien sostuvo que la Patagonia vino desde el sur y chocó contra Sudamérica. Yo me pregunté dónde estaba la sutura que dejó esa posible colisión. El problema es que, desde la provincia de Buenos Aires hasta la Patagonia, sólo se detectan afloramientos en el Río Colorado y esos son muy pocos elementos para investigar. Al estudiar más, encontramos rocas, en el Río Chubut, que evidenciaban que una placa se metió debajo del continente sudamericano. Constatamos la edad del material y determinamos que tenía edad carbónica superior, que supone unos 310 millones de años de antigüedad. Igualmente, hay científicos que aún dicen que se podría pensar en algo distinto a una colisión.

¿Por qué se dificulta la investigación?

Porque cuando se rompe el supercontinente Gondwana, hace 180 o 140 millones de años, se cubre todo de roca sedimentaria, luego hubo erupciones y se tapó toda la Patagonia. Entonces, es difícil distinguir dónde está la sutura de colisión. La hipótesis del doctor Ramos se sostiene porque, en algún momento, hubo un mar donde ahora está la Patagonia y, si una gran masa colisiona, los mares siempre desaparecen, como sabemos que ocurrió.

¿Usted también investigó las coincidencias entre el suelo marplatense y el de Angola?

Allí también es muy complejo. Con el equipo de investigación trabajamos en Punta Mogotes, donde hay una perforación que llega a los 500 metros y de allí tomamos roca sedimentaria. Analizamos circones, que son las partículas que tienen uranio y plomo. El circón es un mineral durísimo, que resiste todo, se destruye la roca completamente pero el circón siempre se mantiene. Es un mineral espectacular que ha permitido reconstruir gran parte de la historia del origen de la tierra. A partir de este mineral, hemos encontrado correspondencia con las rocas sedimentarias de Angola que, durante la formación del continente de Gondwana, chocaron con las rocas de Sudamérica. Esto permitió el surgimiento de los granitos que actualmente se asientan en las playas de Brasil.

¿De qué antigüedad estamos hablando?

Los granitos tienen entre 580 y 640 millones de años, que coincide con la formación del supercontinente de Gondwana. Por eso, muchos investigadores pensamos que hay una gran influencia africana, porque cuando se rompió Gondwana, hace 140 millones de años, quedaron en América partes de lo que era la corteza de África. Hay que entender que los continentes son una especie de rompecabezas al que tratamos de unir a partir de sus distintas piezas. El objetivo es entender de dónde provienen y cómo se formaron.        

Hablando a futuro en relación a la Tierra, hay estudios que plantean que África y Europa estarían cerca de chocar. ¿Usted qué vaticina sobre la composición de estos  continentes?

Los continentes se están moviendo y eso es una verdad incontrastable. El Océano Atlántico está en expansión y el Pacífico se está achicando, porque hay una cordillera debajo del Atlántico que está separando África a un ritmo de 2 o 3 centímetros por año. Entonces, América está cada vez más lejos de África y, a su vez, Europa está cada vez más lejos de Estados Unidos. Además, el Mar Mediterráneo está en extinción debido a que se está contrayendo. Por eso, hay terremotos recurrentes en Italia o en Grecia. Eso ocurre porque están colisionando dos placas y dentro de 25 millones de años se va a formar una cordillera de 3 mil metros de altura por el choque entre Europa y África.

*Carlos Rapela es presidente del CCT-La Plata e Investigador Superior de CONICET. Es especialista en Ciencias de la Tierra, del Agua y de la Atmósfera. Además, fue nombrado Miembro Honorífico de la Sociedad Geológica de Londres. Tiene más de 140 publicaciones en revistas internacionales.