Hallan tres cráneos de pingüinos gigantes en la Antártida

Durante el Eoceno, hubo pingüinos gigantes en la Antártida, que podían superar hasta los dos metros de altura. Este hallazgo realizado por científicos del CONICET permitió revelar que sus picos eran muy alargados y que se alimentaban principalmente de peces.

Emanuel Pujol (Agencia CTyS) - La paleontóloga del Museo de La Plata y del CONICET Carolina Acosta Hospitaleche comentó a la Agencia CTyS que “este hallazgo de tres cráneos es importantísimo, porque nunca se había encontrado materiales como estos en la Antártida”.

Este material fue encontrado en la Península Antártica, cerca de la base Marambio, durante las campañas de verano 2012 y 2013 que realizaron investigadores del CONICET.

“No se conocía en detalle la anatomía craneal de los pingüinos antárticos del Eoceno y, a partir de estos fósiles, podemos interpretar incluso sus hábitos alimentarios”, aseguró la doctora Acosta Hospitaleche, partícipe de las expediciones y autora del estudio que será publicado en la revista científica Polish Polar Research.

Los cráneos representan una de las partes más frágiles en el esqueleto de los pingüinos, por lo que es raro que se preserven durante millones de años. “Es sorprendente que se hallaran tres, en dos campañas sucesivas, y en buen estado de conservación”, valoró la especialista.

Si bien a estos nuevos fósiles les falta el pico, es posible estimar que eran largos y delgados. “Hay parámetros morfológicos como las crestas del cráneo donde se inserta la musculatura de la mandíbula y del cuello, como así también ciertos procesos óseos de la base del cráneo llamadas alas parasphenoidales, que sugieren que se trataba de pingüinos robustos, con músculos muy desarrollados en la parte posterior de la cabeza y en el cuello, y que además tenían picos prolongados, una característica que se relaciona con una dieta basada en el consumo de peces”, detalló la investigadora.

Según revela este estudio, los crustáceos no habrían sido el ítem predilecto de su dieta, de acuerdo a la configuración de las cavidades donde se aloja la glándula que excreta el exceso de sal consumida.

Cráneos en busca de cuerpos
El tener tres ejemplares, a su vez, permite compararlos entre sí y reconocer el grado de evolución que habían alcanzado estas aves hace 35 millones de años. Así también, permite identificar las adaptaciones que aún no se habían desarrollado y debieron surgir con posterioridad.

Los tres cráneos estudiados por la doctora Acosta Hospitaleche brindan información que no había estado disponible hasta ahora. “Tienen ciertas características en común entre sí, pero la comparación en detalle de sus estructuras craneales permite entender que se trata de al menos dos especies distintas”, agregó la especialista a la Agencia CTyS.