Expedición ciencia: educando curiosidad

Investigadores, neurobiólogos, físicos y profesores se unen para motivar a niños y adolescentes a que desarrollen las herramientas mentales del pensamiento científico a través del juego y la experimentación en un campamento en la Patagonia argentina.

Agustina Fuertes (Agencia CTyS) – - Abue, creo que tengo fiebre – dijo Rodrigo, un poco acalorado.

-    Mi chiquito, vení que la abuela te pone una rodaja de papa en la cabeza, y vas a ver como se te pasa enseguida.

Efectivamente, este remedio casero funcionó para Rodrigo, pero… ¿Funcionaría la papa en todos los casos, o con todas las abuelas, o con todos los Rodrigos? Quizá sí, aunque, para probar esta teoría, la próxima vez la “abue” tendría que medir si la fiebre se va sin utilizar la papa.

Este razonamiento se llama “pensamiento científico” y, por el contrario del o que se cree, no es para nada intuitivo en los seres humanos. “Las personas no hacen este proceso espontáneamente y nosotros, los científicos, tuvimos que aprender a pensar de esa manera”, explica el doctor en Física e investigador del CONICET, Rodrigo Laje, quien además participa del proyecto “Expedición ciencia”.

Se trata de una asociación civil sin fines de lucro que organiza un campamento para chicos de entre 14 y 17 años en donde conviven con especialistas de distintas disciplinas científicas durante una semana en la Patagonia. Allí, a través de actividades lúdicas, aprenden a buscar evidencias que respondan a sus preguntas y a desarrollar esas capacidades mentales que no son intuitivas ni espontáneas y requieren de una formación continua.

“La idea es acercar la ciencia escolar a cómo funciona la ciencia en la realidad y para eso damos vuelta las actividades para que los chicos, por ejemplo, puedan encontrar por si mismos cuántos polos tienen los imanes en la naturaleza, que no vienen pintados”, detalla Laje.

“Personas normales”

El proyecto nació en 2003 y desde allí, todos los años, seleccionan alrededor de 50 chicos de todo el país que estén interesados en esta expedición y los invitan a participar. Si bien el campamento tiene un costo, los científicos recolectan dinero de donaciones para ofrecer becas ya que, según Laje, “la parte económica no debería ser un impedimento para quienes deseen participar”.
 
En este marco, el investigador explica que la selección no tiene que ver con las calificaciones escolares, ya que el objetivo es desarrollar el gusto por el pensamiento científico y “mostrar cómo funciona la ciencia, esta segunda cara de la moneda que está ausente, ya que hoy se crea mucho énfasis en los contenidos pero no tanto en el cómo llegar a esos resultados”, asevera.

Además, el campamento pretende generar vínculos que promuevan una interacción más amplia y así desacralizar la distancia entre el científico y la “persona común”. “Los chicos nos dicen, ‘No sabíamos que eran personas normales’, porque capaz nos podemos divertir en el almuerzo del campamento o mirar las estrellas para ver si se mueven o no”, explica Laje, y agrega que la idea principal es “mostrar a la ciencia como una actividad humana donde se discute, se argumenta, y tenes que chequear la evidencia con la realidad”, concluye.

Las inscripciones para este verano ya están completas, pero a partir de Junio / Julio podrá acceder a toda la  información en el siguiente link: http://www.expedicionciencia.org.ar/