Elaboran un producto ecológico para sanear cultivos

Se trata de un formulado de origen biológico que, a través de la estimulación del sistema inmune de las plantas, permite controlar la aparición de enfermedades. No contamina el ambiente ni resulta tóxico para las personas o animales.

Sebastián Alonso (Agencia CTyS - UNLaM) – Investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) desarrollan un bioproducto que previene enfermedades en cultivos como el tomate, la lechuga o el trigo. De esta forma, evita la merma en la producción agrícola por fitopatologías y el perjuicio económico para los productores.

Elaborado de forma conjunta por el Centro de Investigaciones de Fitopatologías (CIDEFI) y el Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI), el formulado estimula el sistema inmune de las plantas a través de la acción de un hongo de suelo (Trichoderma harzianum) que forma parte de la solución.

“El agente fúngico desencadena reacciones bioquímicas en los cultivos, activando sus mecanismos defensivos y provocando que, posteriormente, sean tolerantes o resistentes a diferentes infecciones”, describe, en diálogo con Agencia CTyS-UNLaM, Cecilia Mónaco, miembro del equipo de trabajo y Dra. en Ciencias Naturales de la UNLP.

El bioproducto actúa directamente sobre la planta y la hace más fuerte y robusta al presentar un “antagonista” de los patógenos que pueden afectar su sanidad. La especialista explica que, luego de implementar la solución, las esporas del Trichoderma harzianum suspendidas colonizan la zona y desarrollan paulatinamente una población que penetra en la raíz del cultivo, estimulando sus procesos de resistencia.

El método puede ser empleado sobre el suelo o administrado en forma aérea y, en oposición a lo que sucede con los fungicidas usados habitualmente en la actividad agrícola, es ecológico, ya que no contamina el ambiente ni deja residuos en la producción. Tampoco implica riesgos para quien lo utilice y puede ser incorporado a un programa de manejo integrado de enfermedades.

Los investigadores comprobaron que el bioproducto debe ser renovado en el suelo cada 20 días para restablecer la población del Trichoderma harzianum. En el caso de esparcirlo a través de una técnica de rociado, debe complementarse con un aditivo que impida la desecación y proteja al hongo de la luz ultravioleta.

El formulado genera resultados superiores al servicio de un productor orgánico y no apunta a la agricultura de gran escala. “Fue pensado para aplicarse a un cultivo intensivo, en terrenos más pequeños”, advierte Mónaco. Sin embargo, mediante la incorporación de alguna fuente alimenticia para estimular el desarrollo de la población del hongo, el método resultaría efectivo al recubrir, por ejemplo, semillas de trigo.