El símil real de la “ardilla” del film La era de Hielo vivió entre los dinosaurios

“Es igual” al simpático Skrat: con el hocico alargado, colmilludo, con los ojos saltones, de pequeño tamaño. Seguramente, también debió ser escurridizo, para sobrevivir entre gigantes, puesto que, tal como en la película, coexistió con los dinosaurios, pero no durante la última era de hielo, sino hace 95 millones de años.

Agencia CTyS (Emanuel Pujol) - Se llama Cronopio, y su nombre, además de ilustrar su pequeñez, es un homenaje al gran Julio Cortázar. Este bicho escurridizo, que midió entre 10 y 15 centímetros, no solo será querido por los chicos que recuerden la película, sino que también se ganó el aprecio de la comunidad de científicos, por el aporte que brinda al conocimiento de los mamíferos que vivieron antes de la extinción masiva de los dinosaurios.

“El solo hecho de haber encontrado un cráneo completo de esta especie, ya era un golazo, pero cuando empezamos a limpiar la roca y vimos sus colmillos extremadamente largos, la sorpresa fue mucho mayor y nos dijimos: ‘¡Es Skrat!’”, comentó el paleontólogo e investigador del CONICET Sebastián Apesteguía a la Agencia CTyS.

Otra de las cualidades más recordadas de aquel animalito imaginado para la película La era de hielo eran sus ojos saltones, ubicados en la parte superior de la cabeza. Al respecto, el doctor Apesteguía remarca que Cronopio también compartía esa característica. “Si bien casual, el parecido es sorprendente. Eso sí, Cronopio no comía nueces ni por asomo”, bromeó.

Se estima que este animalito, hallado en el yacimiento La Buitrera, cerca del embalse de El Chocón, en Río Negro, era insectívoro. El becario doctoral Leandro Gaetano, coautor del paper publicado en Nature, mencionó que se desconoce qué uso le daba a esos largos colmillos: “Como se alimentaba de insectos, se podría imaginar que usaba sus caninos para defenderse o para enfrentarse, quizás, a otros machos de su especie, pero no hay manera de saberlo, por ahora”.

Una de las críticas que se le suelen hacer al film La era de hielo es que ubica en un mismo tiempo a especies que no fueron contemporáneas. Sin embargo, pese a que los dinosaurios se extinguieron 65 millones de años antes que la última glaciación, es cierto que el símil a Skrat vivió junto a los saurópodos y otras especies de tamaño gigantesco.

Sebastián Apesteguía remarcó que esto hace aun más valioso el hallazgo: “Cuando uno va a un yacimiento de la época de los dinosaurios, generalmente, encuentra dinosaurios; con suerte, algún cocodrilo; es decir, todas especies que pueden destacarse por su gran tamaño. Pero encontrar un animal chiquito es una particularidad que tienen muy pocos yacimientos de la época de los dinosaurios y en La Buitrera, encima, aparecen bastante completos”.

“Cronopio pertenece a una edad particular de la que no se conocía ningún mamífero en Sudamérica”, afirmó Gaetano. Y agregó: “Cubre una brecha de 60 millones de años, en la base del Cretácico superior, de la que no teníamos registros”.

Gaetano agregó que Cronopio “permite conocer mucho más sobre la diversidad de los mamíferos que coexistieron con los dinosaurios en tamaños siempre reducidos, porque hasta ahora solamente se habían descubierto dientes aislados o restos de mandíbulas; en cambio, tener un cráneo completo hasta nos permite saber cuán desarollada estaba su audición, por ejemplo”.

El hallazgo de Cronopio dentiacus
El primer cráneo apareció en el 2002. Y, el segundo, que se había conservado con ambos caninos, fue descubierto en el 2005, cerca del pueblo Cerro Policía. Y recién en el 2011 se completaron todos los procedimientos para que Cronopio dentiacus fuese presentado al mundo.

Respecto al trabajo de años que medió, Apesteguía comentó que “a veces la gente no tiene idea de cuánto tiempo lleva el trabajo del paleontólogo. Sacar un resto fósil de la roca puede demorar un año y, si es un dinosaurio grande, hasta cinco años. Luego, recién comienzan los estudios”.

Allí, el investigador debe contener la ansiedad de contar inmediatamente un hallazgo tan importante y, obviamente, realizar paso a paso el procedimiento científico: “Para entender de qué especie se trata o, como es en este caso, describir mejor a la nueva especie, hay que comparar los materiales con los fósiles más semejantes que hayan, quizás en museos de otros países, para lo cual es necesario viajar; además, como participan varios autores en esta publicación y, en este caso, el autor principal es el investigador argentino Guillermo Rougier, que reside en Estados Unidos, el artículo fue y vino varias veces hasta terminar de redactarlo”, comentó.