El CONICET asiste a una aldea en la meseta central de Chubut

Investigadores y personal del Jardín Botánico de la Patagonia Extraandina (JBPE) del CENPAT-CONICET capacitaron en técnicas de producción de plantas nativas y de hortalizas a una aldea aislada en el centro norte de Chubut, compuesta por menos de 70 habitantes, con el objetivo de ayudarlos en el autoabastecimiento de sus necesidades básicas.

 (Agencia CTyS) - En el centro norte de Chubut, hay comunidades dispersas, separadas unas de otras, ubicadas en sitios de difícil acceso y que quedan aun más aislados por la nieve durante el invierno. En este marco, el JBPE-CENPAT inició en enero de 2012 un proyecto para que pudiera autoabastecerse de alimentos y otras necesidades la Aldea Escolar El Escorial. La propuesta demostró ser exitosa y podría reproducirse en otros asentamientos.

Todo comenzó unos años atrás, cuando un grupo de investigadores del CENPAT y de la Universidad Nacional del Comahue realizaron una investigación sobre los reservorios etnobotánicos, para conocer la relación que las comunidades del centro norte de Chubut tenían con la vegetación.

Entonces, se observó que los pobladores de la Aldea Escolar El Escorial consideraban a las plantas como un recurso de alto valor, tanto como combustible para obtener calor, puesto que no poseen gas, como para uso medicinal en el caso de algunas especies nativas y para el cultivo de hortalizas como fuente de alimentos.

Sin embargo, la extracción de plantas para leña y para uso medicinal generaba un impacto negativo sobre la diversidad florística y cada vez había menos vegetación en los alrededores de la comunidad.

Asimismo, la recolección de los recursos vegetales les demandaba mucho tiempo y durante las recorridas debían afrontar condiciones climáticas hostiles, como bajas temperaturas y fuertes vientos.

De allí que el JBPE iniciara un proyecto para que la comunidad comenzara a adquirir habilidades en la producción y multiplicación de algunas especies nativas, con lo que le ayudaría a autoabastecerse y, al mismo tiempo, podría cumplir con la meta de conservar las especies nativas.

La ingeniera agrónoma Lina Videla contó a la Agencia CTyS cómo se inició este proyecto: “Comenzamos las tareas de armado del invernáculo en enero de 2012 y, en dos meses, ya había integrantes de la comunidad cosechando. Desde entonces, la producción nunca se detuvo y ahora estamos por terminar con los talleres”.

Esta comunidad esta compuesta por menos de 70 habitantes, la mayoría de ascendencia tehuelche-mapuche, que se asentaron alrededor de una escuela con internado, porque ahí cuentan con determinados servicios y las madres pueden acompañar a sus hijos durante el período escolar, que se da por alternancias, de entre quince y veinte días en la escuela y diez días en sus hogares.

La aldea se encuentra a 180 kilómetros del centro urbano más cercano y al acceso es a través de caminos de tierra. Durante los meses de invierno, es común que la localidad quede aislada por la nieve.

“La iniciativa fue tomada con entusiasmo y los docentes de la escuela, lugar donde está ubicado el invernáculo, también se fueron sumando a la actividad”, comentó Videla. Y agregó: “Algunos empezaron a reproducir este trabajo e hicieron pequeñas huertas en sus hogares; eso para nosotros ha sido uno de los mejores logros, el que se haya replicado esta experiencia comunitaria en distintos hogares”.

No obstante, queda por resolver una provisión de leña sustentable. “Producir arbustos para leña demoraría muchísimos años, por lo que ese no es un problema que podamos solucionar en lo inmediato”, lamentó la ingeniera.

Actualmente, el JBPE-CENPAT está en busca de fondos para poder ampliar los objetivos de este proyecto en El Escorial e incluso poder trasladar esta experiencia a otras comunidades asentadas en el centro norte de Chubut.

Comienzo e ideas a mediano plazo
Antes de empezar el proyecto, los investigadores del Jardín Botánico del CENPAT se reunieron con la comunidad. “Les interesó nuestra iniciativa y nos comunicaron la necesidad que tenían de producir hortalizas para abastecer las comidas en la escuela y sus hogares, como así también de obtener otras especies que usan con fines medicinales”, comento Lina Videla.

Los especialistas imaginaron que, para encarar este trabajo comunitario, poner en funcionamiento un invernáculo en la escuela era lo más adecuado, porque dicha institución funciona como núcleo de la aldea.

Paralelamente al trabajo que se desarrollaba en la comuna rural, el personal del CENPAT ensayó en el Jardín Botánico técnicas de multiplicación de algunas especies nativas de interés que no fueran muy sofisticadas y que no requirieran de materiales que estén fuera del alcance de dicha comunidad.

Próximamente, los miembros del JBPE Ana Beeskow, Lina Videla, Marina Richeri, Lucía Castillo, Verónica Duro y Guillermo Peirano capacitarán a los pobladores de la Aldea en la elaboración de algunos productos a partir de las plantas nativas con las que se trabajaron en los talleres.

Además, en una próxima etapa y en caso de darse las posibilidades, el equipo de trabajo  del JBPE-CENPAT planifica comenzar con una experimentación a mayor escala en la producción de especies nativas útiles para biorremediación ambiental.

“Esta sería una alternativa de desarrollo, porque hay empresas, por ejemplo las petroleras, que necesitan hacer biorremediación y para ello compran determinadas plantas a los viveristas”, comentó Videla. Y agregó: “Esta actividad la podrían realizar en El Escorial por ejemplo, donde actualmente no hay mucha disponibilidad de trabajo y sus habitantes dependen de las changas que pueden hacer en los campos de los alrededores, los cuales pueden verse afectados por sequías, o por las cenizas volcánicas, y eso los perjudica directamente a ellos”.