Efectos contra-natura por contaminación con estaño en zonas portuarias

Las hembras de algunas especies de moluscos sufren el crecimiento de un pene, que puede poner en riesgo su capacidad reproductiva. Esta anomalía ocurre en las zonas portuarias de la costa atlántica argentina por la presencia de tributil-estaño (TBT), un compuesto utilizado en las pinturas anti-incrustantes de los cascos de la embarcaciones.

Agencia CTyS (Emanuel Pujol) - El fenómeno, conocido como impostación sexual o imposex, ocurre en zonas de gran tráfico marino, según un estudio efectuado a lo largo de 4700 kilómetros costeros, desde Mar del Plata, en la provincia de Buenos Aires, hasta Lapataia, cerca de Ushuaia, en Tierra del Fuego. En Puerto Madryn, por ejemplo, se halló una hembra con siete penes.

El investigador superior del CONICET Pablo Penchaszadeh señaló a la Agencia CTyS que “las hembras de algunas especies de gasterópodos toman caracteres masculinos, desarrollando un pene que les puede obturar la vagina en casos extremos e impedir el proceso de reproducción, como consecuencia de la presencia de TBT en el agua y en los sedimentos”.

El TBT es un biocida que es ampliamente utilizado en las pinturas de los cascos de los barcos y en los muelles desde hace más de 30 años. “Las pinturas anti-incrustantes se usan para evitar que se peguen algas y larvas de animales en los cascos, por lo que siempre contienen alguna sustancia tóxica. Y cuando se desarrollan estas pinturas no se realizan estudios biológicos asociados para ver cómo afecta a las especies que viven en la región”, señaló el doctor Gregorio Bigatti, a cargo del grupo LARBIM del Centro Nacional Patagónico (CENPAT) que participó de la investigación.

Además del doctor Penchaszadeh, jefe de la División Ecología Marina en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MACN), y del grupo del CENPAT liderado por Bigatti, también formaron parte de este estudio a lo largo de toda la costa atlántica especialistas de la Universidad Nacional de Mar del Plata y del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC).

El biólogo Gregorio Bigatti mencionó que fueron estudiados 41 puntos desde Mar del Plata hasta Tierra del Fuego: “Analizamos las zonas portuarias y tomamos zonas de control entre los puertos. En total, obtuvimos una muestra de 1805 caracoles, pertenecientes a 12 especies distintas, y en siete de ellas vimos por primera vez este fenómeno de impostación de un pene no funcional en los moluscos hembras”.

“Hasta donde sabemos, en ninguna parte del mundo se realizó una pesquisa a lo largo de 4700 kilómetros de costa”, valoró Bigatti. Y agregó: “Los análisis químicos dieron que todas las zonas portuarias tenían presencia de tributil-estaño y, allí, era donde había impostaciones sexuales”.

Los caracoles fueron obtenidos mediante tareas de buceo y, en las zonas donde era viable, con una pequeña rastra, o tomados manualmente de la misma playa si había marea baja. En tanto, también se muestrearon los sedimentos, para poder realizar análisis químicos y determinar la presencia de TBT.

Penchaszadeh mencionó que el descubrimiento del imposex en la Argentina se realizó de manera algo casual en 2001, por parte de Andrés Averbuj, quien entonces era un estudiante suyo en el laboratorio, que le informaba que solamente encontraba machos en una población de caracoles de Mar del Plata. Actualmente, a partir de esta investigación publicada en la revista inglesa Bulletin of Marine Pollution, se sabe que la impostación sexual está sumamente difundida en todo el litoral atlántico, sobre todo en Puerto Deseado, Ushuaia, Puerto Madryn y San Antonio, en tanto que este fenómeno es nulo en las zonas alejadas del tráfico marino.

El experto del MACN comentó que el estudio también describe qué especies de caracoles son más sensibles a la contaminación con TBT: “Este análisis es importante para poder hacer diagnósticos de salud ambiental; además, si luego se encuentra una población afectada en una nueva zona, inmediatamente se sospecha que hay presencia de este contaminante”.

Un tóxico prohibido y presente en el mar
La impostación sexual es una afección presente en casi todos los puertos del mundo y, por ello, se prohibió el uso del TBT en 2008, el mismo año en el que se finalizaron las campañas a lo largo de la costa atlántica argentina; sin embargo, las investigaciones más recientes en nuestro país indican que no hay disminución de la presencia de este biocida en los caracoles y en los sedimentos.

Penchaszadeh mencionó que este contaminante tiene una permanencia media de nueve meses en el agua y de cinco años si queda atrapado en los sedimentos. Siendo así, es llamativo que no se perciban disminuciones notorias en los niveles de TBT tras su proscripción hace tres años.

Por su parte, Bigatti estimó que, si se hubiera dejado de pintar los cascos de los barcos con tributil-estaño, podría ser esperable ya haber alcanzado una mengua del orden del 50 por ciento. “Sin embargo, los datos que tenemos de diciembre de 2010 no presentan ninguna disminución”, detalló.

Ya se ha mencionado la excepcionalidad de una investigación a lo largo de 4700 kilómetros en la costa atlántica, por lo que los estudios recientes se dedican a una menor escala. El doctor Bigatti le contó a la Agencia CTyS sobre el trabajo que la becaria doctoral del CENPAT-CONICET, Mónica Primost, está concretando en zonas cercanas a Puerto Madryn y en unos 20 kilómetros de extensión, con la participación de Federico del Brio, el grupo LOQyCA del CENPAT e investigadores brasileños de la Universidad Federal de Río Grande (FURG).

“Allí vemos que no hubo reducción y que el TBT está presente tanto en los sedimentos como dentro del organismo de los caracoles”, alertó Bigatti. Y todo parece indicar que este caso particular puede estar expresando una situación general.

Debe tenerse en cuenta el peligro de que el imposex persista, porque podría afectar a la reproducción de estos moluscos. “Más allá de que les surjan un pene a las hembras, o más, puesto que en Puerto Madryn hallamos una hembra que habían sufrido la impostación de siete penes, siguen poniendo ovicápsulas -huevos en el lenguaje cotidiano-. Pero puede ocurrir que les crezca también el vaso deferente y les tape la vagina”, explicó.

“Si esto ocurre, las ovicápsulas no pueden salir, quedan retenidas, las hembras mueren y no hay descendencia. Luego, en una zona donde no hay hembras y quedan solo machos, al poco tiempo, se provocarían extinciones locales”, describió el investigador del CENPAT.

Lo malo conocido y lo malo por conocer
Tras la prohibición del TBT, se comenzaron a producir nuevas pinturas antiincrustantes, que se lanzan al mercado sin realizar previamente estudios sobre el impacto en la ecología.

Bigatti lamentó que las empresas se guíen por la conveniencia de “lanzar rápidamente la pintura al mercado, evitándose el trabajo y el costo de investigar sobre sus niveles de toxicidad, en tanto que a quienes nos interesa desarrollar estos estudios nos implica empezar todo de cero, y quizás demorar años en observar sus efectos, una vez que el impacto ambiental ya fue ejecutado”.

Por lo pronto, se sabe que los moluscos de las zonas portuarias acumulan TBT dentro de sus cuerpos. En función de ello, el doctor Bigatti observó que “hay personas que suelen pescar estos caracoles y los consumen; aún no se conoce qué puede afectar esta ingesta indirecta de tributil-estaño, pero éste puede ser otro riesgo asociado a la producción y al consumo de pinturas anti-incrustantes con componentes tóxicos”.