Dientes y aspectos faciales, los primeros rasgos neandertales

Estas habrían sido las primeras características del Homo neanderthalensis en los homínidos primitivos, según el estudio sobre cráneos hallados en un yacimiento fosilífero español. Para los investigadores, el descubrimiento confirma que el proceso evolutivo de esta especie fue escalonado.

Agencia CTyS- Antropólogos y paleontólogos parecen haber sumado una importante pieza para armar el árbol genealógico de los homínidos. El estudio de diecisiete cráneos hallados en la Sima de los Huesos en Atapuerca, España, reveló que los primeros rasgos neandertales que aparecieron en los homínidos primitivos fueron los dientes, la mandíbula y el rostro.

En diálogo con Agencia CTyS, Juan Luis Arsuaga, paleontólogo español y director principal de la investigación, explicó que los hallazgos demuestran que la primera evolución hacia el linaje del Homo neanderthalensis, homínido emparentado con el ser humano actual pero no un antecesor directo de éste, “estuvo relacionada con la masticación”. También confirmarían la teoría de que el patrón evolutivo en esta especie fue de tipo modular.

“Creemos que los rasgos neandertales están asociados y tienen un valor funcional. Es decir, no son independientes, sino que están relacionados formando un ‘módulo’ anatómico funcional”, detalla Arsuaga, quien también es director científico del Museo de la Evolución Humana de España.

Las modificaciones de la mandíbula, sostiene el paleontólogo, tendría relación con el uso intensivo de los incisivos, y demuestra que el proceso evolutivo de los neandertales fue escalonado, es decir, que todas sus partes no evolucionaron al mismo ritmo.

El hallazgo de estos cráneos, de unos 430 mil años de antigüedad, confirma además a la Sima de los Huesos como uno de los yacimientos fosilíferos más importantes. “Es la colección más grande de fósiles humanos que se haya encontrado jamás en un único lugar y en el mismo nivel estratigráfico. Es decir, la población fósil mejor conocida de la historia”, destaca Arsuaga.

La importancia del descubrimiento radica también en el hecho de que todos los fósiles hallados en este yacimiento pertenecen a una misma población biológica, lo que permite estudiar su variación individual, las diferencias sexuales y el patrón de desarrollo, entre otros factores.

Una historia compleja

Para el académico español, los distintos descubrimientos de fósiles permiten comprobar la enorme complejidad del proceso evolutivo de los antepasados del hombre. “La evolución de los homínidos no ha sido lineal y gradual, fue un proceso de lentos cambios a través de un territorio inmenso”, explica Arsuaga.

Según sostiene el paleontólogo, no existió un solo tipo de homínido viviendo en ese territorio, sino que coexistieron varios grupos diferentes que habitaban en distintas regiones, cada uno evolucionando por separado. Sin embargo, aclara Arsuaga, se necesita “datar mejor los otros yacimientos para establecer cuáles poblaciones fueron contemporáneas y cuáles fueron sucesivas”.

La poca información con que se cuenta en algunos casos ha generado debates y cuestionamientos dentro de la comunidad científica. Los huesos descubiertos en la Sima de los Huesos, por ejemplo, fueron adjudicados por algunos paleontólogos a otro homínido, el Homo heidelbergensi “especie pobremente definida porque lo único que se tiene de ella es una mandíbula, no se sabe nada del resto de la anatomía”, como detalla Arsuaga.

El hallazgo, para el investigador español, ha contribuido a que el Homo heidelbergensi se haya convertido en una “especie paraguas” para agrupar fósiles escasos y en general muy incompletos que no son neandertales ni humanos modernos. “Ahora que conocemos bien la población de la Sima de los Huesos, sabemos perfectamente que no pertenece a dicha especie”, asegura.

El equipo de investigación continúa con las excavaciones en el yacimiento, en la búsqueda de más fragmentos craneales que permitan conocer más sobre los antiguos homínidos. “La tarea de completar los cráneos hallados y obtener otros llevará años. También estamos intentando conseguir más información genética de los fósiles”, concluye el académico.