Descubren la forma de volar del cóndor andino

Investigadores del CONICET, de la Universidad Nacional del Comahue y de la Universidad galesa de Swansea develaron que los cóndores utilizan las corrientes termales de aire caliente para elevarse y mantenerse en las alturas.

Gaspar Grieco (Agencia CTyS) - Uno de los espectáculos más majestuosos que ofrece la cordillera de la Patagonia argentina es el vuelo de los cóndores. Imponentes carroñeros que pueden medir tres metros con sus alas desplegadas y recorrer distancias de 300 kilómetros por día. Sin embargo, su gran peso y tamaño les juega en contra a la hora de volar, ya que no pueden mantenerse elevados aleteando como la mayoría de las aves.

Por eso, los científicos del Laboratorio Ecotono del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA), perteneciente a la Universidad Nacional del Comahue y al CONICET, develaron la forma en la cual el cóndor es capaz de aprovechar las corrientes ascendentes de aire caliente para mantenerse en el aire o elevarse.

“Buscan las corrientes térmicas fuertes, que pueden elevarlos mucho, ingresan a esa térmica, se elevan y, luego, la dejan y pasan a otra y así van recorriendo el paisaje”, explica a la Agencia CTyS el doctor en Ciencias Biológicas Sergio Lambertucci, encargado del proyecto e investigador del CONICET.

Los resultados de la investigación, publicadas recientemente en la prestigiosa revista PLoS One, revelaron que el cóndor andino utiliza corrientes ascendentes de aire como fuentes de energía, para desplazarse y buscar animales muertos que le sirvan de alimento.

“Generalmente, el animal no se quiere ir muy alto porque está buscando comida. Cuando la velocidad de la corriente térmica ascendente en la que está el cóndor, o sea, la velocidad a la cual está subiendo, comienza a disminuir, decide salir de esa ascendente; entonces, planea y recorre una cierta distancia hasta que ingresa a otra nuevamente”, detalla el especialista.

Al ser una de las aves más grandes del mundo, las cuales pueden llegar a pesar 16 kilos, el cóndor está muy restringido al hábitat en el que se puede desarrollar. Por eso, aprovecha los sitios en donde las corrientes ascendentes se forman, como las laderas de las montañas y algunos lugares donde la temperatura produce térmicas.

Es necesario aclarar que el cóndor está catalogado como “especie casi amenazada” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), siendo la caza furtiva una de las principales causas de su disminución. Por otro lado, esta es una especie muy longeva, que tarda muchos años en llegar a la adultez y sólo pone un huevo cada dos años.

Volando en busca de respuestas

Los investigadores del INIBIOMA, en conjunto con los científicos británicos Emily Shepard y Rory Wilson de la Universidad de Swansea (Gales), utilizaron tecnologías de avanzada para poder obtener los resultados. Fueron utilizados acelerómetros, GPSs y brújula, entre otros, permitiendo conocer la localización y los comportamientos de estas aves. “Los acelerómetros permiten saber si está parado, si está volando y, si está volando, cuántas vueltas está haciendo y cómo se está moviendo”, puntualiza Lambertucci

Los científicos, ya están avanzando en otras líneas de investigación en las que intentarán develar otros aspectos del vuelo de los cóndores y de otras aves rapaces, pero eso formará parte de futuras divulgaciones.