Arañas más, arañas menos

Los principales medios del país se hicieron eco del peculiar episodio ocurrido en el partido de Lezama, donde miles de arañas tejieron un manto blanco sobre los campos. La Agencia CTyS explica el fenómeno y da una vuelta al mundo de los arácnidos.

Agencia CTyS - Los tranquilos campos del partido de Lezama fueron decorados por un delicado manto blanco de seda y miles y miles de arañas, lo que provocó la preocupación y el asombro de los lugareños. Inmediatamente, los arácnidos inundaron las redes sociales y los medios de comunicación se hicieron eco de la peculiar noticia. ¿Cómo llegaron allí? ¿Qué provocó este singular fenómeno?

En diálogo con la Agencia CTyS, Cristian Grismado, aracnólogo investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, explica que “las poblaciones de arañas son enormes pero no las vemos y en Lezama se hicieron visibles. Simplemente suponemos que los bichos se están trepando para escapar de la inundación y una vez arriba van dejando seda y al ser decenas de miles se forma esa capa blanca”.

Los pastizales y las zonas rurales son el hogar de cientos de especies de arañas con decenas de miles de individuos, por lo que no puede saberse aún “a ciencia cierta” cuáles son las que decoran los paisajes de Lezama. Sin embargo, el científico cuenta que aunque se vean muchas especies juntas en ciertas circunstancias, una de las características más generales de las arañas es su condición de animales solitarios.

“En su gran mayoría son solitarias y lo que se ve en Lezama es que se amontonaron por una circunstancia extraordinaria. De hecho, se deben estar dando muchas situaciones en las que se están comiendo entre ellas. Las arañas se alimentan de insectos vivos y es muy frecuente que se coman entre ellas porque son generalistas”, detalla el especialista. 

Existen alrededor de 45 mil especies de arañas alrededor del mundo y, a diferencia de los mamíferos y otros vertebrados terrestres, se encuentran especies nuevas con mucha frecuencia. El investigador afirma que por lo que pudo observar en fotografías sin visitar el lugar “ninguna de las arañas que apareció en Lezama son peligrosas para el ser humano en circunstancias normales”. 

Como escribiera alguna vez el joven cuentista H. P. Lovecraft, “El más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido”. Esta afirmación puede trasladarse a la relación del hombre con las arañas, dado que el miedo que generan impide ver el rol que cumplen en los pastizales y cultivos. “Las arañas tienen un rol muy importante en los agroecosistemas porque los insectos son los seres más abundantes de cualquier ambiente terrestre y los depredadores más abundantes de insectos son las arañas. Contribuyen al control biológico de insectos naturalmente”, afirma Grismado. 

Otra de las características generales de las arañas es su peculiar forma de copular, dado que los machos no tienen pene. Ellos eyaculan en una pequeña tela que construyen para ese fin y tienen unos apéndices pequeños similares a patitas modificadas cerca de la boca que se llaman pedipalpos, que cargan con el esperma y lo introducen en la hembra en su orificio genital. 

Por otro lado, las arañas tienen la capacidad de segregar distintos tipos de seda para diferentes usos. Su organismo posee glándulas específicas para determinados tipos de seda y cada una es secretada por diferentes apéndices en el extremo superior de su cuerpo, llamado hilanderas.

La tela típica formada por círculos concéntricos, la primera que uno se imagina al pensar en el término telaraña, es adhesiva y sirve para atrapar insectos, hay otras que tienen otro tipo de tela de captura que tiene otra composición, también existe otra para envolver el saco de huevos y otra que es utilizada para tapizar los refugios y armar una especie de casita, entre otras. 

En algunas especies, la tela es utilizada como un pequeño parapente, ya que las arañas jóvenes, que son pequeñas y livianas, desprenden hilos de tela y se sueltan del suelo para irse volando con la brisa. Es normal ver estas pequeñas telas volando hacia un destino incierto y escuchar que las llaman “babas del diablo”.

Cristian Grismado reconoce que es un fenómeno peculiar el que tiene lugar en el partido de Lezama, pero no hay que sorprenderse por la cantidad de individuos que se pueden ver, ya que, como él afirma, “vivimos rodeados de arañas”.