Alumnos del secundario lanzaron una sonda a la estratósfera

Chicos de la Escuela Secundaria 4 de La Matanza lanzaron un globo atmosférico de 3 metros de diámetro el sábado pasado, desde Pehuajó. Se realizó un gran operativo con el apoyo del Servicio Meteorológico Nacional, la Fuerza Aérea Argentina, el INVAP, AMSAT Argentina y otras organizaciones.

Agencia CTyS – Un equipo de alumnos secundarios envió una sonda a la estratósfera para estudiar la temperatura, humedad y presión. “Los chicos actuaron verdaderamente como científicos”, valoró el profesor de historia Norberto Pugliese, mentor y promotor del proyecto.

Un globo cargado con aproximadamente cinco metros cúbicos de helio fue el encargado de trasportar la sonda meteorológica, una serie de cámaras que filmaron el trayecto, un equipamiento para la observación de la atmósfera y equipos de radio VHF y UHF.

El globo actuó como un laboratorio flotante que alcanzó una altitud cercana a los 22 mil metros de altura, enviando muchos datos, y los chicos pudieron vivenciar este momento”, festejó el pedagogo.

El lanzamiento se realizó desde el aeródromo de Pehuajó llamado Pedro Zanni, en honor a un pionero de la aviación argentina que falleció en 1942 y que, curiosamente, es un pariente lejano de una de las alumnas que participa en esta misión.

En la terraza de la Escuela Secundaria 4 de Tapiales , desde donde los alumnos de esta institución colaboran con la NASA en un proyecto para el estudio de las nubes, Malena Zanni le contó a la Agencia CTyS: “El profesor me dijo que no era común el apellido Zanni con doble “n” y, entonces, investigamos con mi abuela y dio la casualidad de que Pedro Zanni era primo de mi bisabuelo”.

También forman parte de este proyecto las alumnas Florencia Torchelli, Mariam Gaitán, Luz Sosa y Laura Velasques. En tanto, para el operativo de este sábado, los profesores Pablo D´Aloisio, Adrián Capolongo y Yanina Cardarelli colaboraron con Norberto Pugliese.

La elección del lugar del lanzamiento
Como estaba previsto que el globo cargado de helio duplicase la altitud que alcanzan los vuelos comerciales, se determinó lanzarlo desde Pehuajó. “Es una cuestión de seguridad aeroespacial, porque los aviones entran al país desde zona norte”, comentó Pugliese. 

“Aun habiéndonos alejado, los vientos eran predominantes desde el Oeste y debimos abortar el vuelo a los 22 mil metros de altitud, porque se estaba aproximando a una zona de mucho tránsito aéreo”, especificó a la Agencia CTyS.

Los chicos contaron con el apoyo técnico del INVAP, en tanto que el SMN aportó el globo, la sonda y envió una estación meteorológica móvil a Pehuajó.

Colegios cercanos al sitio del lanzamiento presenciaron este acontecimiento. “El pueblo está revolucionado y van a ir muchas instituciones; también habrá presencia de la Fuera Aérea Argentina y Asociación Nacional de Aviación Civil”, había anticipado Pugliese.

Puede parecer llamativo que un profesor de Historia haya encaminado a los chicos a hacer este experimento meteorológico. “Fuimos también la primera escuela pública del país en participar del programa S’COOL (Students Cloud Observations On-Line) de la NASA y si lo que hacemos sirve para motivar a que otras escuelas se sumen a este tipo de proyectos, bienvenido sea”, valoró.

El lanzamiento del globo no implicó riesgos. Una persona sujetó con un guante de látex y, caminando, lo soltó. Al llegar a la estratósfera, el globo aumentó su diámetro a 10 metros aproximadamente, debido a que hay menos presión allí.

Más dificultoso fue recuperar de la carga útil que tardó aproximadamente una hora en alcanzar los 22 mil metros de altura y unos treinta minutos más en descender con un paracaídas a unos 115 kilómetros de distancia del aeródromo de Pehuajó.

“Cayó en las afueras de un pueblo llamado Dudignac, en el partido de 9 de Julio”, contó el profesor. Y añadió: “Pese a que descendió sobre un bañado, la cámara siguió filmando, incluso bajo el agua… ¡Impresionante!”.

Chaff, insectos y semillas al espacio
Cuando la carga útil se desprendió del globo, el paracaídas desprendió lo que en la jerga aeronáutica se denomina chaff. “Los chicos hicieron el chaff, que son filamentos muy delgados que tienen la longitud de media onda de la frecuencia del radar primario que transmite en la localidad de Merlo”, explicó Pugliese.

El chaff es usado muchas veces por los aviones de guerra, para desviar los misiles. En este caso, fue utilizado para ver si el radar primario de Merlo lograba localizar el chaff en el momento en que se abortase el vuelo.

Además, el globo cargó con un triedro, forrado con papel aluminio, que también fue hecho por los estudiantes y sirvió para reflejar la señal del radar; de esa manera, se pudo saber el trayecto del globo a cada instante.

Los chicos construyeron una antena para la frecuencia de la sonda VAISALA, la cual transmitió en tiempo real los datos de temperatura, humedad y presión. “A nuestros oídos, lo que se escucha es como un silbido, por lo que se utilizó un software para decodificar esos datos que iban llegando”, detalló.

Además del estudio meteorológico, los chicos aprovecharon para enviar insectos y semillas junto a la carga útil. Los insectos murieron en el espacio, pero las semillas tendrán un mejor destino: la idea es plantarlas en la escuela y que crezcan allí luego de haber tenido un viaje por la estratósfera.