Agua libre de arsénico en escuelas rurales de Buenos Aires

Una escuela agraria en un paraje en Punta Indio fue el primer paso para dar batalla a la contaminación con arsénico presente en las aguas subterráneas en el territorio bonaerense. Ya son tres los purificadores instalados por científicos de la Universidad de La Plata y ahora avanzan sobre el desarrollo de artefactos domiciliarios.

Agencia CTyS (María Florencia Alcaraz) - El río está relativamente cerca para los chicos que asisten a la Escuela N°1 “Teniente Coronel Ramón Márquez” en el paraje La Viruta. A 20 kilómetros se encuentra Punta Indio y los fines de semana muchas veces van hasta ahí a pescar. Sin embargo, ni las aguas de la corriente del Río de La Plata, ni la que sale de sus canillas está sana. Este era el panorama hasta que se instalaran los purificadores que descontaminaron de arsénico el agua proveniente de las napas subterráneas a niveles por debajo de los propuestos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Actualmente son 150 estudiantes y 20 las familias de la comunidad del paraje “La Viruta” que pueden consumir agua pura todos los días gracias a un prototipo de bajo costo, diseñado por un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC).

Isidoro B. Schalamuk es Doctor en Ciencias Geológicas y director del Instituto de Recursos Minerales INREMI (INREMI) un Centro Asociado dependiente de la Comisión de Investigaciones Científicas y la Universidad Nacional de La Plata y rememora los comienzos de esta iniciativa:“el proyecto surge como consecuencia de que pobladores del interior, sobre todo médicos de hospitales, nos preguntaban qué solución se podía dar a las poblaciones que tenían alto contenido de arsénico porque llegaban a los centros de sanitarios con muchos problemas de salud”.

A partir de allí un equipo integrado por 15 científicos, del INREMI, el Centro de Química Inorgánica (CEQUINOR), Planta Piloto Multipropósito (PlaPiMu) y el Laboratorio de Entrenamiento Multidisciplinario para la Investigación Tecnológica (LEMIT) comenzó a trabajar en el desarrollo de un artefacto que lograra la purificación del agua.

En una primera instancia se trabajó en la selección del material para retener el arsénico y el escogido fue la arcilla. “Nosotros lo llamamos un geo-material porque es natural, es una arcilla con alto contenido de hierro que existe en Buenos Aires a lo largo y a lo ancho. El arsénico es absorbido y, lo interesante de esto es que este material puede ser reutilizado”, explica Schalamuk a la Agencia CTyS. La arcilla con el arsénico retenido se convierte en material para hacer ladrillos u hormigón armado. De esta manera se evita que el arsénico regrese a la tierra o al agua.

El segundo paso fue avanzar en el diseño del artefacto que efectuara el proceso. “El objetivo que teníamos era que fuera económico y simple de usar, porque iba a ser instalado en una escuela y debía ser manejado no por profesionales especializados, sino por una persona cualquiera. Logramos un equipo que se puede manejar con 4 botones”, explica el Dr. en Ciencias Químicas, Horacio Thomas, director de PlaPiMu.

Cómo funcionan los purificadores

“Hicimos todo un diseño del equipo y logramos construir un prototipo de 2.000 litros. Cada ciclo de purificación dura medio día por lo tanto se pueden producir hasta 4.000 litros de agua purificada por día. Eso es agua para una población de entre 2.000 y 3.000 personas”, agrega Thomas.

El sistema está compuesto por tres tanques de 2 mil litros cada uno. En el primero se vierte el agua contaminada, la arcilla y un agitador. Cuando el agitador comienza a moverse, recibe un floculante y se le adiciona cloro. Después de una hora de agitación se deja decantar por un período de 10 horas y se trasvasa al segundo tanque. Así, el primer tanque queda liberado para poder iniciar un nuevo ciclo y descontaminar más agua. En el segundo depósito, se lo deja decantar para que lo que pudiera haber pasado de material sólido, en el trasvase, regrese al fondo con el arsénico retenido por la arcilla. Por último, el agua pasa a un tercer tanque donde queda almacenada para el consumo de la población.

Una vez desarrollado el método, se avanzó en la búsqueda de lugares dónde instalarlos en los cuales la problemática respecto a este contaminante fuera prioritaria. Para ello se articuló con la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires y los equipos comenzaron a ser instalados en escuelas rurales del interior bonaerense. El primer purificador fue inaugurado en 2009 en el paraje “La viruta” de Punta Indio.

Luego fueron instalados otros dos en Carlos Casares y en el Partido de Bolívar, mientras se espera instalar un equipo más en Junín antes de que finalice el año. En todos los casos, se trata de regiones donde, según las investigaciones realizadas, la presencia de arsénico en el agua supera los límites tolerables para la salud. Hoy los investigadores trabajan en el diseño y construcción de equipos de mayor volumen para conglomerados urbanos más grandes y también en otros de tipo domiciliario. La iniciativa fue declarada de interés legislativo por la Cámara de Diputados de la Nación y de la Provincia de Buenos Aires.

Una contaminación que remonta a millones de años

El arsénico es un compuesto químico que se encuentra en el ambiente de forma natural, es decir, su contaminación no se produce de manera antrópica, producida por el hombre. En tono pedagógico, Schalamuk explica: “Su origen proviene de un mecanismo que ocurrió hace millones de años. A partir de las cenizas volcánicas se deposita y luego de pasar muchos años en contacto con el agua el arsénico se libera y se incorpora al líquido”.

La presencia de arsénico en el agua para consumo humano es una problemática que afecta a una gran cantidad de conglomerados urbanos en todo el país. La zona afectada es la región chaco-pampeana que abarca parte de La Pampa, Santa Fe, Córdoba, Catamarca, Chaco y Santiago del Estero.

Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un contenido en arsénico como máximo tolerable de 10 partes por millón, en Buenos Aires los valores encontrados superan ampliamente este parámetro. “Existen diferentes niveles en algunos tenemos 150, en otros 200 o 300 y en otros menos de 100. Pero para decirlo de una manera general todos están por sobre los niveles de la OMS”, asegura Schalamuk.

Con el proceso de purificación al que es sometida el agua “los valores de arsénico pueden disminuirse hasta por debajo de los establecidos por la Organización Mundial de la Salud”, afirma Thomas orgulloso.