Una apuesta en favor del derecho a la educación

La especialista analiza la diferencia entre resocialización o ejercicio del derecho a la educación.

Por Olga Silvia Ávila* (Especial para Agencia CTyS) - El Programa Universitario en la Cárcel representa una apuesta de singular significación en la política institucional de la Facultad de Filosofía y Humanidades. El sentido de llevar adelante este programa arraiga en la responsabilidad que como universidad pública debe asumirse y forma parte de un conjunto de definiciones relacionadas con el derecho a la educación y al acceso de los ciudadanos al mismo, más allá de las condiciones en que transitoriamente se encuentren.

El compromiso está puesto en llevar adelante una tarea tan necesaria como problemática, y que se asienta en la necesidad de sostener con nuestros alumnos presos una relación cuyos fundamentos no son distintos a los que la FFyH tiene con sus alumnos regulares, aún cuando las condiciones en que estos alumnos desarrollan su formación implican marcos diferentes y limitaciones derivadas no sólo de la privación de libertad, sino también de las características institucionales del sistema penitenciario y su funcionamiento.

Bajo esas coordenadas, los esfuerzos están orientados a brindar posibilidades de acceder a instancias educativas que contribuyan a ampliar sus horizontes de comprensión y acción en el mundo. Aquí radica la diferencia con un abordaje relacionado con el “tratamiento penitenciario” cuestión que es tarea y función exclusivamente de la institución carcelaria.

La oferta educativa que se realiza a los alumnos presos no se concibe como parte de un tratamiento orientado a su “resocialización” sino como una oportunidad para el ejercicio de un derecho fundamental que los reclusos no pierden, el derecho a la educación, y que en muchos casos ya les ha sido negado o retaceado previamente; no compartimos los supuestos que hacen de las actividades educativas factores de la ejecución de una pena, abordaje que supone otras lógicas y proponen debates en otros campos.

El aula universitaria -como espacio material y simbólico inserto en el seno de la institución carcelaria-  resume y expresa en su funcionamiento este complejo juego de fricciones y es por ello que requiere ser reinventada cotidianamente por los actores que de ella participan, tanto docentes, ayudantes alumnos y egresados que constituyen los equipos de trabajo, como estudiantes internos; y los procesos que acontecen constreñidos por las lógicas, los procedimientos y las significaciones propias del espacio del penal y las premisas de la seguridad.

La experiencia de estos doce años de trabajo ha mostrado que estas lógicas diferentes coexisten en tensión y que el lugar universitario se sostiene a condición de reorientar día a día su posición sustantivamente instituyente e inacabada.

*La autora es Mg. en Investigación Educativa y Lic. en Ciencias de la Educación. Actualmente se desempeña como Vicedecana de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba.