"La falta de precipitaciones ya lleva dos años", advierten desde el INTA-Corrientes

El Grupo de Trabajo de Recursos Naturales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA-"El Sombrerito"-Corrientes), aseguró que el panorama no es alentador: hace 24 meses que en la provincia la lluvia no supera la media esperada. A pesar del esfuerzo de los brigadistas, la sequía provoca que los incendios no se extingan y que la vegetación no se regenere.

Agencia CTyS-UNLaM- En diálogo con Radio Universidad, Ditmar Kurtz, jefe del Grupo de Trabajo de Recursos Naturales del INTA- Estación Experimental Agropecuaria "El Sombrerito" Corrientes y coordinador de Investigación de varios grupos de trabajo en la misma provincia, aseguró que “en circunstancias normales, al menos un 40 por ciento de la superficie de Corrientes está cubierta por algún espejo de agua. Sin embargo, en los últimos dos años llovió menos de lo esperado por promedio”.

“En la provincia, lo que más predomina son los pastizales y esteros. Los primeros están más acostumbrados al fuego y a regenerarse rápido, pero nunca, desde que tenemos registros, ocurrió algo así, un incendio de esta magnitud y tan prolongado”, alertó en el programa Nada es lo que parece.

Asimismo, el ingeniero desestimó la posibilidad de que se trate de incendios intencionales.  “Entendemos que la superficie cultivable es muy baja: de nueve millones disponibles en total en la provincia, sólo 480 mil hectáreas son destinadas al bosque cultivado- especifica-. Siendo que Corrientes tiene una extensa tradición ganadera y los pastizales son necesarios para que los animales habiten la superficie, no hay necesidad de quemar las tierras para disponer las mismas”.

Según el experto, hay múltiples causas por las cuales se inician estos incendios: “colillas de cigarrillo mal apagadas, un vidrio roto o una botella que hace lupa pueden provocar un incendio de esta magnitud. Una chispa o un asado, también”.

“Muy pocas veces se puede realmente saber por qué se inició. Incluso en otras partes del mundo, donde tienen mejores sistemas de monitoreo y alarmas, en solo un pequeño porcentaje es detectable su causa”, agregó Kurtz.

“Esperemos que llueva, porque, a pesar del esfuerzo enorme de todos, los fuegos se reavivan, entonces la lluvia sería el escenario ideal. Hoy estamos totalmente abocados a la cuantificación de este evento catastrófico, armando los informes y presentándolos a los tomadores de decisiones para poner al alcance la información y seguir coordinando tareas”, concluyó el investigador.

Imágenes desde el espacio para combatir los focos

En base a imágenes satelitales proporcionadas por la Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), se estima que la superficie quemada en Corrientes alcanzó, hasta el momento, unas 680 mil hectáreas, según informó en un comunicado de prensa el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Para colaborar con diversos sectores gubernamentales y civiles, la CONAE elaboró mapas de calidad de aire de la zona afectada, que arrojaron altos valores de gases generados por el fuego, los cuales impactan sobre la salud humana y el calentamiento global. Además, registraron fuertes anomalías en el régimen de lluvias, halladas a partir de estudios realizados con datos satelitales y de estaciones meteorológicas en Tierra.

Los mapas fueron elaborados en base a datos del satélite Sentinel-5 Precursor (Sentinel-5P) de observación terrestre desarrollado por la Agencia Espacial Europea, donde se observan altas emisiones de monóxido de carbono- que representan un riesgo para la salud de las personas con enfermedades cardíacas-, y de dióxido de nitrógeno, que afectan a aquellos que padezcan enfermedades asmáticas.

Desde la institución también se desarrollaron productos basados en datos satelitales y de estaciones meteorológicas de la red Climate Hazards InfraRed Precipitation with Stations (CHIRPS), que muestran la falta de precipitación observada en provincia de Corrientes durante el 2020 y 2021, que posiciona a la sequía como uno de los elementos claves para la expansión del fuego, entre otros factores.