Inicia un proyecto para promover la soberanía alimentaria en La Matanza

Un equipo interdisciplinario de investigadores de la Universidad Nacional de La Matanza trabaja en un proyecto que busca acercarle a la población distintas estrategias para lograr una alimentación saludable, segura y soberana. La propuesta involucra a la comunidad en todo el proceso y estará abocada a menores de edad y adultos mayores en situación de vulnerabilidad.

Agencia CTyS-UNLaM - Las consecuencias sociales y económicas de la pandemia de COVID-19 profundizaron la situación de vulnerabilidad social en la población. Ante esto, la alimentación y la nutrición, sobre todo de los menores de edad, se vio desmejorada. Un equipo interdisciplinario de investigadores y docentes de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) busca diseñar estrategias de respuesta que permitan revertir esta situación acorde a las necesidades y posibilidades reales de su comunidad.

“Sabemos que hay muchas políticas que se están llevando adelante para tratar de resolver esa situación, pero creemos que para dar respuesta y poder recomendar qué cosas podrían ayudar a revertir este problema en una comunidad en particular, tenemos que conocer sus gustos, sus hábitos, la disponibilidad de alimentos y, recién a partir de eso construir algo que nos permita atenderlo”, explicó la directora del proyecto Graciela Brito.

Con esta idea en mente, los investigadores se plantearon un plan de trabajo que durará dos años. “Primeramente, queremos conocer los patrones alimentarios de estas poblaciones vulnerables y, luego, diseñar estrategias colaborativas que puedan dar respuesta y aboguen por el derecho de los pueblos a una alimentación sana, segura y soberana. Si estos dispositivos se adecúan a su realidad y no son utópicos, pueden maximizar su impacto”, detalló la Coordinadora de la Licenciatura en Nutrición de la UNLaM.

“A partir de esto -continuó Brito-, es necesario pensar actividades de transferencia y educación para que los mismos miembros de la comunidad sean multiplicadores de esta propuesta. Para ello, trabajamos en conjunto con organizaciones del territorio, como es el caso de los referentes de Barrios de Pie, el Taller Protegido de San Francisco de Asis, la Red de Soberanía Alimentaria de los Cuerpos de Virrey del Pino y González Catán, así como con el INTA de Castelar”.

“Se trata de una investigación-acción-participativa en la que cada paso se da en conjunto con la comunidad, involucrándolos en todo el proceso. El proyecto está dirigido a cualquier población que tenga una situación de vulnerabilidad y, sobretodo, al área materno-infantil, a los niños, niñas y adolescentes y, también, a los adultos mayores”, puntualizó la especialista en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.

Según los datos preliminares de la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, las cifras de obesidad, malnutrición, desnutrición y enfermedades vinculadas a alteraciones de los lípidos, son alarmantes. Por ejemplo, se registró que el 41,1 por ciento de la población de entre 5 y 17 años tiene exceso de peso: un 20,7 por ciento con sobrepeso y un 20,4 por ciento con obesidad.

Por otro lado, la proporción de niños y niñas menores de 5 años que tienen bajo peso y emaciación, es decir, adelgazamiento patológico, fue de 1,7 por ciento y 1,6 por ciento respectivamente. Además, la proporción de baja talla a nivel nacional fue de 7,9 por ciento, con diferencias significativas por nivel de ingreso. En el grupo con menos recursos económicos este problema alcanzó al 11,5 por ciento, mientras que, en el grupo con más poder adquisitivo, sólo un 4 por ciento se vio afectado.

Para los investigadores, un eje muy importante a tener en cuenta a la hora de construir el proyecto, fue que el mismo tuviese perspectiva de género. “Esta mirada resultaba imprescindible porque, en estos contextos, casi siempre es la mujer la que da soporte a muchas de las situaciones y problemáticas alimentarias de la población. Reconocer su rol es fundamental”, destacó la doctora en Nutrición.

Por otro lado, Brito subrayó la importancia de las universidades en sus territorios y aseguró: “Tenemos una responsabilidad para con esa comunidad que nos alberga y que tiene las mismas dificultades”. Además, agregó: “El rol de la universidad es fundamental para poder acompañar y tratar de dar respuesta a las problemáticas que nos atraviesan en general como sociedad, es parte de nuestra misión”.

“En este caso, como trabajamos con problemáticas multicausales que requieren soluciones integrales, contamos con un gran equipo compuesto por 29 investigadores y profesionales. En el proyecto hay licenciados en Nutrición, Sociología, Trabajo Social, Psicología, Kinesiología y Fisiatría y un ingeniero en Informática para que podamos dar una respuesta más allá del campo académico y de la recolección de datos”, concluyó Brito.

La convocatoria “Ciencia y Tecnología contra el hambre”

La investigación “Fortaleciendo redes comunitarias para una alimentación Segura y Soberana en el Municipio de La Matanza. La Universidad en el Territorio” dirigida por la doctora Brito, resultó seleccionada en la convocatoria “Ciencia y Tecnología contra el Hambre”. En esta edición se presentaron 450 propuestas que buscarán fortalecer la integración del conocimiento a través de desarrollos tecnológicos y sociales que apuntan a brindar soluciones para el acceso a la alimentación y el agua.

La iniciativa del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, junto con el Ministerio de Desarrollo Social y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, contó con proyectos presentados por 51 instituciones científicas y tecnológicas de todo el país y la UNLaM fue seleccionada con dos proyectos.

La iniciativa promueve tres líneas de investigación compuestas por 45 proyectos de tecnología y producción de alimentos, 21 proyectos de tecnología para el acceso al agua y saneamiento y 81 proyectos de investigación y desarrollo orientados con potencialidad de integración a políticas públicas enmarcadas en el Plan Nacional “Argentina contra el Hambre".