"La política debe regenerar una capacidad discursiva que no dependa de la mediatización"

En diálogo con Agencia CTyS, el decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) habló sobre las diferentes estrategias y los alcances de la comunicación política y el nuevo escenario a partir de la Ley de Medios.

Luciana Caballero y Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS) - “Poder, dinero y credibilidad: eso es lo que se está jugando en el espacio público. La política juega a que los medios mientan, y los medios juegan a hacernos creer que los políticos mienten”, asevera Santiago Aragón, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

En el marco del 24º aniversario de la Universidad Nacional de La Matanza, donde también es docente, el licenciado en Periodismo brindó una conferencia sobre los alcances y los desafíos de la comunicación política, la cual, según el académico, “no debe ser entendida como marketing”.

En un repaso histórico por el concepto, Aragón apeló a tres momentos claves: la obra de Nicolás Maquiavelo, la Revolución Francesa y la Argentina del siglo XIX. “Maquiavelo descubre que la política tiene una lógica propia en materia discursiva y simbólica, y que debe inventar un discurso que le sea propio”, explicó el decano.

En referencia a la Revolución Francesa, el académico subrayó el rol de la prensa escrita, “que fue más allá de la narrativa de hechos determinados y tuvo una función dentro del mapa social”. En la misma línea, apuntó que “la historia la ganan los que escriben, ya que el legado más importante del siglo XIX en Argentina es la relación indisoluble entre poder y palabra”.

El espacio público como terreno de disputa

“La foto del tercer milenio se inaugura con un espacio público en el cual las instituciones y los medios de comunicación tienen un rol activo, y la sociedad civil tiene un rol pasivo”, analizó Aragón, y explicó que esto lleva a que los medios y las instituciones se disputen el control de la opinión pública dentro del espacio público.

Para el académico, “la política perdió ante los medios de comunicación el poder, el dinero y la credibilidad”, situación que se potenció con el desarrollo de la tecnología en el siglo XXI. En consecuencia, “la política no ha encontrado alternativas para salir del proceso mediático: la noticia va de las instituciones a la opinión pública y siempre pasa por los medios”.

Antes de su ponencia, Agencia CTyS dialogó con Aragón acerca de los caminos que tiene la comunicación política para crear su propio discurso, independientemente de los medios de comunicación tradicionales. En este marco, abordó el tema del nuevo escenario que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual propone en la Argentina.

¿Cuánto se han adaptado los partidos políticos a los medios de comunicación digitales?

En Estados Unidos, particularmente en la campaña de los demócratas y de Barack Obama, ha habido un enorme suceso en comunicación política. Creo que ese suceso y el contagio que a veces tienen los modelos funcionalistas de EE.UU en los países de la región hacen que se le haya echado un ojo a las nuevas tecnologías vinculadas con la comunicación, aunque me parece que todavía son propuestas que están subvaloradas. El uso de redes es una buena herramienta, pero no hay que perder de vista que no hay un libre acceso a las nuevas tecnologías de la comunicación. En la provincia de Buenos Aires, el 70 por ciento del electorado no tiene acceso a redes, de manera tal que tener una expectativa desmedida sobre lo que las redes pueden causar en la voluntad del electorado, probablemente tenga que ajustar ese concepto a la realidad porque no va a dar los votos esperados.

En general se critica a los políticos que utilizan a las redes sociales en forma tradicional, como un sistema tradicional sin feedback

Me parece que no es un problema de los políticos sino generacional. Cualquier tipo que esté por arriba de los 35 ó 40 años usa las redes sociales como un mecanismo de comunicación unidireccional, asimétrica, bajo las mismas teorías con las que fuimos criados. Lo que hay es una clase dirigente que todavía no tuvo renovación generacional.

¿La dirigencia política aprovecha al máximo las posibilidades de la comunicación política?

Me parece que hay un concepto muy antiguo de comunicación política y que hay una excesiva dependencia de los medios de comunicación tradicionales a la hora de pensarla. El kirchnerismo ha inaugurado un modelo muy interesante en términos de comunicación política que es la videoconferencia, a través de la cual la Presidenta, en una tarde, puede estar en tres lugares diferentes. La campaña para la Presidencia de 2007 fue emblemática en términos de la cantidad de actos que se hicieron en relación directa con el público. La política ofrece esta posibilidad que los medios de comunicación no tienen, que es la de hablarle directamente al público, a la tribuna, a la plaza. Cuando caes en el formato que propone la mediatización, sos un actor más de esa mediatización, por lo cual las reglas ya no las ponés vos. Muchas veces, los traspiés de determinados dirigentes en los medios de comunicación no se deben a que estén vacíos de propuestas o que no entienden lo que tienen que hacer con la política, sino que no entienden las características del soporte.

¿Hubo una evolución en el concepto de comunicación política en los últimos años en la Argentina?

Sí, lo que sucedió fue que se ensanchó el campo de acción periodística. La comunicación política está entendida como la conjunción de toda la actividad institucional más toda la actividad periodística. Al haberse ensanchado el campo corporativo de las empresas periodísticas, se ha ganado en volumen en el concepto de comunicación política, al punto de que hoy ya no sea considerada simplemente como una herramienta de marketing sino como una herramienta estratégica de cualquier campaña electoral. De hecho, en las gestiones de gobierno ya no se habla de marketing sino de campaña permanente.

En el campo periodístico, ¿cuánto impacto tiene la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual?

La Ley de Medios ha clarificado la discusión vinculada con el rol, la voluntad y la intención de las empresas periodísticas en la construcción del sujeto social. La ley llegó a regular nuevas voces que surgieron en la marginalidad de la comunicación en los años ‘80 y ‘90, pero que han tomado un volumen que ameritaba una nueva legislación. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es la última herramienta que consigue modificar las leyes vergonzantes de la última dictadura militar, y eso marca el grado de la discusión vinculada con la Ley de Medios. La norma ha clarificado que tanto las instituciones como los medios de comunicación son corporaciones vinculadas con subjetividades e intereses que merecen ser regulados en función de un espacio de debate y construcción.

Es decir que los medios pasan de ser canales pasivos para conformarse como actores fuertes…

No sólo eso, sino que también es desnudar algo que hoy está instalado en la opinión pública, que es que cuando alguien habla en nombre de un medio de comunicación, habla desde un lugar y para alguien. No hay ni asepsia, ni independencia ni objetividad en esto, sino que hay una subjetividad bien construida y una intención en el discurso.

¿Cuáles son los desafíos de la comunicación política de cara al futuro?

La política tiene que regenerar una capacidad discursiva que no dependa directamente de la mediatización sino de establecer una propia agenda en términos de volver a entender la regionalización como un factor de reversimiento a la soberanía. La soberanía trae consigo una serie de valores simbólicos que hace que la política hable por sí misma, con independencia de los dirigentes, por lo cual hay que entender ese proceso de regionalización. Hay que atender a la multiplicación de voces, que no significa sólo la multiplicación de medios, sino también dotar de derechos a determinados sectores sociales que estuvieron ausentes para el Estado durante muchísimo tiempo. Y hay que rejuvenecer la idea de la orientación al servicio público. La política puede entender la comunicación como un servicio público, en tanto las empresas periodísticas tienen muchas más dificultades porque tienen condicionamientos de mercado que la política no tiene. La política debe sostener una agenda que esté vinculada con cómo su propia actividad se comunica y no que esté sostenida por el marketing o por el capricho del mercado de las comunicaciones. Si la política logra escapar de ese corset, tiene muchas chances de trascender como actividad, independientemente de los vaivenes de las empresas periodísticas.

Santiago Aragón es licenciado en Comunicación por la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), donde se desempeña como docente y decano de la Facultad de Ciencias Sociales. Además, es profesor en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM). En 2012 fue titular del Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) en 2012 y actualmente es vicepresidente de la Agencia de Noticias Télam.