"En Latinoamérica, los derechos se articulan a partir de luchas colectivas"

Mario Pecheny, recientemente reconocido con el Premio Houssay, investiga la forma en que conceptos como derechos, salud, política y sexualidad convergieron en los países de la región, a partir de las experiencias de las dictaduras y el regreso a la democracia.

Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS) Las experiencias políticas que han compartido los países latinoamericanos, con gobiernos dictatoriales sangrientos y la posterior llegada de la democracia, concibieron una específica forma de pensar y abordar los distintos derechos. En este sentido, la sexualidad y la salud no han sido la excepción.

Mario Pecheny, doctor en Ciencias Políticas e Investigador del CONICET, dialogó con Agencia CTyS sobre su investigación, en la que se propuso abordar de qué forma conceptos tan complejos como la sexualidad, la salud, la política y los derechos han confluido en un mismo canal en la región latinoamericana.

“Estos temas, de por sí, invitan a la transdisciplinariedad, no hay una manera de encararlos desde un solo enfoque”, asevera Pecheny, quien indica que la resistencia a las distintas dictaduras generaron movimientos de derechos humanos que permitieron darle sentido a una serie de luchas colectivas.

El proyecto, que se basa en entrevistas a investigadores, intelectuales y activistas de distintos países latinoamericanos (como Argentina, Brasil, Chile, México, Colombia, Perú y Uruguay, entre otros), busca descubrir un marco epistemológico común, a partir del contexto social y político imperante en cada región.

Del ámbito privado a la difusión pública
Uno de los principales tópicos de estudio en la investigación es la relación entre lo privado y lo público, en el cual el rol de los medios de comunicación resultó clave a la hora de tratar y difundir los temas.

Según Pecheny, “una de las definiciones que había es que la sexualidad tiene que ver con la intimidad, con relaciones interpersonales, y no son asuntos de interés de los demás”. Y explica que, aquí, es donde empezaron a jugar los medios, cuando ciertas historias privadas ingresaron en la esfera de la vida pública, que va desde el debate en el Congreso hasta la charla en la mesa familiar o en el bar con amigos.

“El matrimonio igualitario fue un ejemplo claro, se empezaron a conocer historias y los medios fueron grandes aliados del cambio social en la materia. Era tan evidente que había relaciones de amor entre personas del mismo sexo que no había ninguna razón válida para no reconocerlas”, asevera el investigador.

Sin embargo, Pecheny aclara que, al hablar de cuestiones como sexualidad o política, no sólo intervienen los medios, sino que están en juego factores de distinta índole, como los cambios sociales, los valores religiosos conservadores y las corporaciones médicas, que imprimen distintos ritmos en cada país a la hora de sancionar leyes.

“La gente que defiende la ilegalidad del aborto, por ejemplo, tendrá su punto de vista y es respetable. El tema es que hay muchos que afirman que el aborto debería ser legal pero dicen que ‘ahora no porque no es el momento’, ‘ahora no porque vienen elecciones’, ‘ahora no porque hay que gobernar’, entonces parece que nunca es el momento”.

Estado aliado vs. Estado enemigo
Hablar de derechos y política en la sexualidad y en la salud lleva inevitablemente a estudiar el rol del Estado, el cual termina siendo, para Pecheny, un territorio de disputa entre los distintos sectores que debaten las nuevas leyes que regulan temas siempre controvertidos.

Según el investigador, “el Estado de la dictadura era aquel que te hacía desaparecer, te torturaba y te asesinaba, y te sacaba todos tus derechos”, transformándose entonces en el principal adversario. La llegada de la democracia, en tanto, le dio al Estado un papel ambivalente, donde algunos lo ven como un aliado frente a las luchas sociales y otros como el enemigo a combatir.

En este sentido, Pecheny introduce el término de la despolitización, para referirse al proceso mediante el cual ciertos temas controvertidos y polémicos (como el aborto o la violencia sexual), son reducidos a un mero problema técnico, atribuyéndolo, por ejemplo, a un problema de la salud pública.

“La idea de despolitizar surge cuando se sustrae al problema de sus condiciones estructurales, es decir, de un conflicto social e histórico, y se las aborda como individuales y no como colectivas”, detalla el experto y afirma que hay distintos procesos de despolitización: la medicalización, la judicialización o la victimización.

Las luchas por más y mejores derechos en el terreno de la salud y la sexualidad, además, están supeditadas al contexto político y social que se vive en cada país. Por eso, para Pecheny, “así como en la dictadura la prioridad era la aparición con vida de los desaparecidos y en las crisis económicas lo fundamental era el pan y el trabajo,  en épocas de más estabilidad se pueden debatir otras cuestiones”.

Para el investigador, la llegada de la democracia propone un escenario en el que surgen como injustas instancias que estaban naturalizadas. “Es obvio que los seres humanos tienen derecho a volver a casarse o que el domicilio lo fijen los dos miembros de la pareja y no sólo el hombre. Hoy parece obvio pero tuvo que pasar bastante para que cambien estas cuestiones”.

Mario Pecheny es Profesor titular regular de Sociología de la Salud, y profesor titular  de Ciencia Política en el CBC, en la Universidad de Buenos Aires. Además, es investigador del CONICET con sede en el Instituto Gino Germani, donde es coordinador del Grupo de Estudios sobre Sexualidades, y es Doctor en Ciencia Política por la Universidad de París III. Investiga sobre temas de derechos humanos, salud y sexualidad, y ha publicado, junto a otros autores, Argentina: Derechos humanos y sexualidad; Sexualidad, estigma y derechos humanos. Desafíos para el acceso a la salud en América Latina y Gays y lesbianas: Formación de la identidad y derechos humanos, entre otros.