“Hoy es mediocracia más que democracia”

Especialista en comunicación comunitaria, el académico español analiza la nueva ley de medios de la Argentina y los cambios en los paradigmas comunicacionales, a 30 años del emblemático Informe McBride.

Tomando como referencia el Informe McBride, donde ya se hacía referencia a la desigualdad en los flujos informativos, ¿Cómo analiza la situación hoy, luego de 30 años de ese primer informe?

Es que los flujos no solamente son desiguales sino que se han incrementado en su desigualdad. Pese a que haya más radios comunitarias, pese a que haya sectores de la población que han asumido la necesidad de la democratización, los grandes medios y los grandes oligopolios han crecido todavía más. Y esta situación híbrida pone en cuestión a los estados, de manera que hoy vale más hablar de “mediocracia” que de democracia, y esto es un peligro para la ciudadanía.

Respecto de la desigualdad en los flujos informativos, tiene un papel preponderante las desigualdades culturales, ya que por los medios masivos circulan las culturas hegemónicas.  ¿Cómo se puede cambiar esta relación desigual de los flujos informativos?

¿Cómo? Haciendo verdadera comunicación, simplemente haciendo verdadera comunicación, fijándonos en nuestro entorno más inmediato. Simplemente. No es posible que tengamos más información de lo que pasa en Estados Unidos que lo que pasa en nuestro entorno. Yo no puedo construir mi ecosistema si no lo conozco, si no tengo información de él, no puedo hacer construcción de la realidad diaria de mi entorno si no lo conozco; eso es lo que hay que trabajar. A mi me tiene que importar más lo que ocurre al vecino de al lado que lo que le ocurre al que está a miles de kilómetros. La información global es interesante para saber cómo se vive en el mundo. Si yo no consigo dominar ese ecosistema propio, no voy a tener jamás el conocimiento que permita sobrevivir.

¿Cómo pueden hacer las radios comunitarias, y la comunicación comunitaria toda, para competir contra un sistema hegemónico de medios?

No tienen que competir, tienen que comunicar solamente. Cuando tú comunicas y hablas de lo próximo, el resto de los medios se callan, porque los callas. No hay nada más interesante que hablar de lo que uno tiene mediato y de lo que a uno le preocupa. Cuando esto surge, el resto de los medios se silencian solos por la voluntad popular.

¿Cuál es el balance que realiza sobre la ley de servicios audiovisuales que se promulgó en el país en 2009?

Pues el éxito. Un punto nuevo de arranque en la historia de la comunicación democrática, pura y simplemente. Se ha hecho lo que muchos países no han querido hacer, ¿por qué? No lo sé, que se analice internamente. Lo importante es que se ha hecho; no se ha aceptado el chantaje de los grandes oligopolios, de los grandes medios de comunicación. Se ha roto con ese chantaje, de modo que si Argentina consigue llevar a cabo y desarrollar plenamente esta ley, estaremos aceptando que será el primer país en renunciar al déficit democrático del desequilibrio mediático.

¿Cómo es en España la relación de los medios de comunicación con las radios comunitarias, los grandes medios, el gobierno?

¡No existe! El gobierno español no quiere saber nada de las radios comunitarias. Vamos a trabajar en un reglamento, vamos a intentar que por lo menos permita un marco de consentimiento y de tolerancia, pero no hay un marco legal porque la nueva ley audiovisual no lo garantiza.

Ustedes, en España , han tenido ya el apagón analógico y han ingresado a la era de la digitalización, ¿Han mejorado las herramientas de comunicación?

Mejora tanto como tener 30 marcas de yogurt en el supermercado. Más cantidad no significa más calidad, esa ha sido la mejora. Tenemos muchos más canales para elegir y ninguno que nos garantice la calidad. Es mejor invertir en calidad, que en cantidad, pero esto no se está cumpliendo. Se piensa en el mercado, no se piensa en el ciudadano. Se piensa en cómo favorecer el mercado de la producción de útiles, de la producción de bienes y de la producción de productos audiovisuales, pero no se piensa en quien consume, que es la ciudadanía.

En Argentina se está comenzando a hablar de reemplazar las industrias culturales importadas de los países anglosajones con una televisión digital con contenidos nacionales para todo el país.  ¿Cómo puede influir esto en la construcción de un nuevo paradigma cultural de acá a cincuenta años?

Tenemos que construir nuestros propios referentes, no podemos seguir construyendo nuestra cultura con referentes exógenos, tenemos que potenciar los propios. Es decir, lo que Mattelart dice cuando escribe “Para leer al Pato Donald” no es ni más ni menos que todos los imaginarios se construyen desde ese “te veo”. Plaza Sésamo será una serie excelente, producida por la televisión pública de los Estados Unidos, pero útil al imaginario de los estadounidenses, no para el resto de los países del mundo.

¿En casos como estos es donde juega un papel preponderante la desigualdad en los flujos de información?

Aquí es donde surgen los conflictos de querer homogeneizar la cultura y los comportamientos, y queremos homogeneizar las prácticas de consumo. Y si yo no como soja, no tengo porque sembrar soja, porque al final acabaremos comiendo lo que no nos gusta y lo que no es propio de nuestra cultura.

En los últimos treinta años, la investigación comunicacional se ha volcado hacia investigaciones en referencia a la recepción de las audiencias para la mejora de los productos comunicacionales para el consumo de publicidad. ¿Hay un cambio en estos últimos tiempos en la línea de investigación de la comunicación que se vuelque a investigar más la comunicación comunitaria o la investigación comunicacional sigue al servicio del mercado?

¿Tu qué crees? ¿Qué no ha cambiado, no? Ese es también un problema de la Academia, es un problema de la Universidad. Es decir, no investigar desde una perspectiva ciudadana, si no investigar los comportamientos del mercado, cómo ayudar al mercado, cómo ayudar al negocio, cómo ayudar al marketing y no pensar que necesita el ciudadano. A lo mejor tenemos que empezar, en este re-pensar el mundo que es obligatorio hoy, a re-pensar el modelo universitario. Y yo me trasladaría a la Universidad de la Tierra del compañero Gustavo Esteva en Oaxaca, Méjico, que ha creado una universidad pensando primero cómo, desde el conocimiento, soluciono los problemas básicos locales de la población de Oaxaca. Y a partir de ahí hacemos ciencia, porque la ciencia, por mera especulación, sirve para publicar libros, para destrozar bosques con los libros, pero no llegamos a mucho más que eso.

*Vice-Decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Málaga. Profesor de periodismo. Escritor. 

Entrevista realizada por María Laura Guevara y Javier D´Alessandro