De palabras y ediciones argentinas en el mundo

Investigadores de CONICET analizaron qué influencia tienen las ideas y autores argentinos en la escena mundial editorial, y cómo las políticas públicas pueden compensar –o reproducir- las tendencias de un mercado cada vez más concentrado.

Carolina Vespasiano (Agencia CTyS-UNLaM) – Desde mediados de los años noventa, Argentina fue escenario de un fenómeno de escala mundial: la hiperconcentración de empresas y la transformación de las características del mercado editorial, de la mano del marketing y la profesionalización del sector.

Años más tarde, en pleno contexto de crisis socioeconómica del 2001, surgieron proyectos editoriales independientes con formas autogestivas de producir, hacer circular y pensar la palabra escrita, a través de diversas propuestas estéticas y un mayor compromiso con los autores y la coyuntura. Con el tiempo estas editoriales lograron legitimarse en el campo local.

Sin embargo, el fenómeno globalizante continuó con su avance y, en poco tiempo, tan solo dos empresas –Penguin Random House y Planeta- acapararon un gran porcentaje del mercado editorial de habla hispana. Con ello, no solo capitalizaron el mayor caudal de novedades, sino a los autores de trayectoria y una gran parte de las licencias de extraducción que empujan la prosa y la producción intelectual argentina hacia distintas partes del globo.

La Doctora e investigadora del nstituto de Investigaciones Gino Germani, Daniela Szpilbarg, analizó el rol del Estado en la circulación internacional de la cultura nacional y cómo se relacionan los libros traducidos a otras lenguas con la estructura del campo editorial nacional, un mercado al que define como “concentrado”.

Un puente a la «República mundial de letras»
En su investigación, Szpilbarg analizó el Programa Sur -una política creada en 2010 por el Ministerio de Relaciones Exteriores para subsidiar traducciones de libros a otras lenguas- y encontró que más de un 50 por ciento eran otorgadas a libros publicados por editoriales de grupos transnacionales con filiales en Argentina.

“Hasta ahora, el Programa Sur aceptó todos los pedidos de editoriales extranjeras para traducir libros argentinos. Esto hizo que, por un lado, se exprese la estructura del mercado argentino, que es concentrado, pero por otro lado permitió que las pequeñas editoriales que surgieron en la poscrisis logren traducir también sus libros al exterior”, plantea.

Este intento por darle oportunidades de extraducción a las editoriales no es tarea sencilla en el mundo editorial, sobre todo cuando la mayor parte de los pedidos de traducciones son para textos de autores de renombre, que forman parte del star system de las transnacionales, como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar.

Muchos de los autores que alcanzan el mercado internacional lo hacen de la mano de otros productos culturales –generalmente, películas- basados en sus textos, y también por medio de premios y distinciones iberoamericanas. Por ejemplo, las novelas de Eduardo Sacheri y Claudia Piñeiro se hicieron mundialmente conocidas gracias a los filmes “El secreto de sus ojos” (2009), de Juan José Campanella, y “Las viudas de los jueves” (2009), dirigida por Marcelo Piñeyro.

Según el estudio de Szpilbarg, el género literario alcanza el 86 por ciento de las extraducciones, seguido por ensayos y textos de ciencias sociales con el 14 por ciento. A su vez, dentro de los subgéneros literarios, los cuentos y las novelas ocupan el 60 por ciento, mientras la poesía el 18 por ciento y la literatura infantil, las historietas y el teatro, apenas el 8 por ciento, para datos de las traducciones del año 2012.

Dentro de las ciencias sociales, la historia argentina relacionada con la última dictadura militar, el exilio y el “Nunca Más” son los temas que más interés despiertan en el mundo junto con temáticas vinculadas a la Arquitectura, la Antropología y la Musicología.

El mercado de las lenguas
La socióloga explica que el manejo del capital simbólico de cada lengua es reflejo de lo que una lengua fuerte pondera o subvalora. Y, para ilustrar cuenta que en el mercado global de traducciones, hay “lenguas hipercentrales, centrales y periféricas”, y, en ese marco, la inglesa es la “más poderosa”. Sin embargo, sólo traduce para su mercado el 3 por ciento de otras lenguas.

En su investigación, Szpilbarg encontró que la mayor demanda de libros argentinos provenía de la lengua italiana (24%), seguida por la francesa (14%), la alemana (9%) y la checa (8%). La lengua inglesa, central para la traducción de los textos a más idiomas, figuró, sin embargo, recién en el quinto lugar. Otras lenguas como el portugués, búlgaro, rumano, árabe, sueco, macedonio, chino, coreano, croata, turco y polaco ocupan la cuarta parte de las traducciones.

Según la investigadora, el Programa Sur permitió la traducción de más de 1.210 obras a más de 45 idiomas. Szpilbarg sugiere que, si bien ese programa no ha logrado revertir las lógicas de la concentración del mercado, ha catapultado a muchos autores y editoriales al exterior, visibilizando diversas formas de pensar y sentir las palabras y las ideas. Para Szpilbarg, este programa es “valioso” porque “sirve para promocionar y exportar la cultura argentina al exterior, pese a las “contradicciones” que exhibe el mercado editorial nacional.