Blesa asegura la continuidad del Plan 2020

En medio de la polémica, el secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Dr. Miguel Ángel Blesa, admitió su preocupación por el recorte presupuestario, pero se mostró confiado en alcanzar las metas propuestas en el área científica e industrial.

(Agencia CTyS-UNLaM) La Ciencia y la Tecnología fueron el centro del debate público en las últimas semanas por la reducción de recursos presupuestarios. Si bien el presupuesto ya tiene media sanción en Diputados y espera ser aprobado en el Senado de la Nación, la polémica sobre el futuro del desarrollo científico y productivo no ha terminado.

En este contexto, Agencia CTyS-UNLaM dialogó con el Dr. Miguel Ángel Blesa sobre la continuidad y los desafíos del Plan Argentina Innovadora 2020, una de las políticas de Estado para la creación de valor agregado industrial. El funcionario sostuvo que, para concretar el programa, es necesario incrementar la ciencia aplicada, que solo tiene la atención del 10 por ciento de la planta científica nacional.

Desde el CONICET anunciaron que el presupuesto 2017 compromete el ingreso nuevos investigadores, ¿Comparte ese pronóstico?
Estoy totalmente convencido de que la planta de investigadores de la Argentina, y no digo solo CONICET, es todavía demasiado pequeña y tiene que seguir creciendo. Creo que, a su vez, ese mismo sistema tiene una deuda pendiente con la sociedad: explicarle qué es lo que la sociedad recibe a cambio de la plata que invierte en ese sistema. En números, el 90 por ciento hace ciencia básica y solo el 10 por ciento está involucrado en la transferencia a la sociedad. Respecto de lo que pueda ocurrir este año y el año que viene, sigo siendo optimista y creo que se van a poder incorporar una cantidad importante de investigadores, aunque a mí me hubiera gustado que sean más. Desde ya que confío plenamente en que se van a seguir incorporando investigadores al CONICET y que, además, se van a empezar a abrir oportunidades de interacción con otros ministerios para que todo el conjunto del aparato nacional haga propia la necesidad de tener investigadores de primer nivel.

El presupuesto de Ciencia y Técnica 2017 se ha reducido notablemente respecto de años anteriores, ¿Cómo repercute este escenario en el Plan Argentina Innovadora 2020?
El Plan 2020 se seguirá ejecutando. Su financiamiento depende mucho de iniciativas que exceden al Ministerio de Ciencia, por lo que también recoge fondos de otros orígenes. Nosotros tenemos permanentemente implementadas mesas de coordinación interministeriales y una de las cosas que estoy haciendo en este momento es precisamente recorriendo los planes estratégicos de los demás ministerios para asegurarnos de que sean totalmente compatibles con el plan estratégico 2020 y, en base a eso, definir acciones comunes referidas a la ciencia, a la tecnología y a la innovación. De cualquier manera, es cierto que tenemos una preocupación importante acerca de cómo vamos a funcionar durante el próximo año, pero eso no significa que no creamos que se va a poder avanzar para conseguir que el plan argentina 2020 siga vivito y coleando.

¿Qué otros mecanismos de financiamiento consideran?
Uno de los temas en los que más esperanza tenemos es que se va a poder avanzar en un aumento sustancial de la participación privada en Ciencia y Técnica. Nosotros tenemos un bajo índice frente al mundo en lo que respecta a inversión en Ciencia y Técnica global en relación al producto bruto interno, pero lo que está muy pero muy mal es la inversión privada. En ese sentido, algunas áreas del ministerio están implementando fuertemente programas que apunten a revertir esa situación a través de la generación de consorcios públicos, privados, a través del convencimiento de la gran oportunidad compartida para las empresas de establecer sus laboratorios de investigación y desarrollo en la Argentina con un montón de herramientas que en muchos casos no dependen del ministerio de ciencia y técnica solamente. Las oportunidades para la actividad privada dependen de políticas económicas que no son incumbencia de nuestro ministerio.

¿Cuáles son los planes para lograr esa inversión?
Es cierto que hay una relación entre el tamaño y la globalización de las empresas y su inversión en ciencia y tecnología. Nuestra idea es, por un lado, promover industrias PYMES argentinas que tengan una base tecnológica fuerte, brindándoles herramientas que le permitan desarrollarse y exportar, porque una característica de las empresas que usan tecnología es que el mercado interno es comparativamente frágil, si es que no están en condiciones de vender sus productos al exterior. Por otro lado, buscamos interesar al mercado internacional para que se establezcan en Argentina y desarrollen sus productos aquí.

¿Qué aristas del Plan 2020 se han ejecutado hasta ahora?
Dentro de las acciones específicas, la bioeconomía y la iniciativa Pampa Azul son proyectos grandes en los que se está avanzando mucho. Además, se comenzaron a ejecutar unos diez proyectos estratégicos, más chicos y concretos. Uno de ellos es el desarrollo de una granja multitrófica en la provincia de Tierra del Fuego, para la cría de peces, mariscos y algas en un ambiente muy controlado.

¿Cómo se compatibiliza la explotación agroindustrial con el desarrollo sustentable?
Respecto a la agresión al medio ambiente, se necesita un control muy fuerte e importante por parte de los organismos regulatorios para evitar el desmadre de la actividad productiva. Lo que tampoco podemos hacer es justificar un parate a la actividad productiva por miedo a contaminar. Tenemos que producir sin contaminar o contaminando dentro de los parámetros aceptables para asegurar la calidad de vida de la gente.

¿Qué otros riesgos implica el avance en la tecnificación de la industria?
La innovación productiva puede llegar a generar desequilibrios importantes, como la pérdida de puestos de trabajo, y eso es una realidad que, por más que la queramos tapar, no podríamos hacerlo. Hay un montón de tipos de actividades laborales que existen en este momento que probablemente dentro de 10 años no existan más. Y, en su lugar, vendrán otras que van a requerir personal mucho más capacitado. En otras palabras, van a desaparecer la mayoría de las tareas, de los puestos de trabajo, que implican acciones rutinarias y repetitivas.

¿Con qué estrategias cuentan para paliar esa tendencia?
La única manera de evitar que eso signifique una ampliación de la brecha entre pobres y ricos, una ampliación del desempleo, es con un programa de educación en Ciencia y Tecnología que comience desde los primeros niveles de enseñanza. Por eso, un excelente ejemplo es el proyecto del ministerio de Producción “111 Mil”, que apunta a capacitar 111.000 personas en temas de tecnología de la información y las comunicaciones: 100.000 programadores, 10.000 profesionales expertos en software y mil personas con el mayor conocimiento del área. Eso es lo que necesitamos porque en esas áreas tenemos ventajas comparativas interesantes para evitar que se nos vengan encima el problema importante de la fuerte modificación que está sufriendo el sistema productivo en el marco de esta 4º revolución industrial.