Crónicas del segundo tramo del buque oceanográfico Puerto Deseado

La segunda etapa de la campaña del buque del CONICET incluyó un muestreo sobre la confluencia Weddell-Scotia, ubicada en cercanías a la península Antártica; allí, se genera un curioso fenómeno oceanográfico, por el encuentro de corrientes en la misma dirección pero con velocidades distintas.

Agencia CTyS (Emanuel Pujol) - Durante el segundo tramo se realizaron muestreos en función de varios proyectos de investigación. Uno de ellos se destinó a reconocer la generación y presencia del krill (Euphausia superba), un importante recurso pesquero que está protegido por la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA).

Atendiendo a estas cuestiones, un equipo del Instituto Antártico Argentino (IAA) dirigido por el doctor Enrique Marschoff se dispuso a estudiar la distribución de las larvas tempranas de krill y su abundancia en una zona estratégica para el desarrollo de las larvas de krill: la confluencia Weddell-Scotia.

El mar de Weddell está ubicado al sur de las islas Orcadas del Sur y al oeste de la península Antártica, donde el derretimiento del hielo es notorio. Esta reducción de la superficie que cubre el pack de hielo haría disminuir la abundancia de krill, ya que el desarrollo de sus larvas dependerían del hielo marino para proveerse de alimento y protección.

Confluencia Weddell-Scotia: zona clave
La confluencia Weddell-Scotia es un sitio estratégico para estudiar el krill, porque los huevos de esta especie eclosionan a más de mil metros de profundidad y luego, a medida que se desarrollan, las larvas ascienden alcanzando las aguas superficiales, un fenómeno que se potenciaría en este sector de las corrientes antárticas.

“Una de nuestras hipótesis es que hay una gran abundancia de krill en la región de la confluencia Weddell – Scotia (la corriente que circunda toda la Antártida), porque allí se produce una surgencia de aguas profundas que facilitaría el ascenso de las larvas en desarrollo”, aseguró Marschoff a la Agencia CTyS.

A partir de las muestras de tomadas en 98 estaciones distribuidas en esta región, desde los 200 a los 1000 metros de profundidad y con redes 0,2 mm de malla, el equipo del Instituto Antártico Argentino (IAA) dirigido por Marschoff investigará el modo en que ascienden y se crecen las larvas de krill en la zona en que se encuentran ambas corrientes.

La CCRVMA intenta preservar el krill y todo el ecosistema de la Antártida, pero para poder establecer parámetros para la pesca responsable hay que conocer el modo en que interactúan las distintas especies y sus poblaciones. Parte de este análisis lo proveerá este estudio del IAA.

Este año, la abundancia de krill, un eslabón significativo en el ecosistema antártico, se redujo bastante: “Con una somera observación durante el desarrollo de la campaña, notamos que no había proporciones muy importantes, aunque falta todo el trabajo de laboratorio y es muy pronto para intentar dar explicaciones, si bien con este trabajo esperamos también predecir las variaciones en la abundancia para la temporada siguiente”, comentó Marschoff.

Con este trabajo, el equipo del IAA busca aportar, a partir del establecimiento de un programa regular de observación de larvas tempranas de krill y su ambiente, información que contribuya a interpretar las variaciones observadas en las colonias reproductivas de todo tipo de predadores y de ese modo asistir al estudio internacional en el área protegida.

La investigadora María Sandra Vivequin dio detalles a la Agencia CTyS sobre las características del trabajo realizado en el buque: “Todos los muestreos se ven influenciados por la meteorología, sea en popa, donde lanzábamos la red VMP con la colaboración del personal del buque, como para quienes censaban las aves y mamíferos desde el puente”.

“Como durante este tramo la meteorología fue excelente, pudimos trabajar en forma exhaustiva y la campaña nos rindió en un cien por cien. Nuestro equipo estaba conformado por cuatro personas y contábamos con la ayuda de la tripulación y del personal del INIDEP”, agregó.

Respecto al objeto de estudio de su equipo, Vivequin aseguró que “con una observación superficial sobre los muestreos, notamos que las larvas de krill dejaron de verse en cantidades, coincidiendo con la opinión generalizada de otros investigadores: que la abundancia del krill ha disminuido, aunque todavía nos resta el trabajo de laboratorio”.

Tramo II: otras investigaciones desarrolladas
Los investigadores tomaron muestras de plancton y de CTD -de temperatura y salinidad a distintas profundidades- en cada una de las estaciones; además, se realizaron observaciones de mamíferos y de aves marinas, que a su vez son indicadoras de presencia de Euphausia superba y de otras especies.

El doctor Marschoff explicó la metodología que sus colegas aplican para contar las especies: “El buque va por un camino, generalmente una línea recta, y, si se observa a un ave a cinco kilómetros, ésta representa un número mayor que si la vemos al lado del buque, porque a kilómetros se ve solamente una fracción; por eso, es importante determinar la distancia, para lo cual nos valemos de la altura sobre el nivel del mar y el ángulo de observación; asimismo, hay otros factores que también influyen, como la visibilidad”.

Además del IAA, participaron de esta segunda etapa investigadores del Centro Austral de Investigación Científica (CADIC) y de la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos (PROIMI); estos últimos tomaron muestras de bacterias marinas, para determinar su estado y composición asociada al plancton.